Minificciones

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Las ovejas aprenden a contar pastores

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Cuando mi hermana tenía siete años inventó un lenguaje para comunicarse con sus fantasmas. Nos insultaba también con ese idioma extraño. Pasados los años se perdió ese lenguaje, sólo quedó la palabra mogoto que usaba como comodín en cualquier momento de la charla. Mogoto era un adjetivo y a veces un adverbio, nunca un sustantivo. Este diario es una reflexión sobre la palabra que no tiene referente. Yo tampoco tiene referente, ataque de cosacos a los muros, soy una mosca que desteje telarañas, el sonido del grillo y la tetera, mi voz perdida entre las huellas, las túrdigas del globo sobre un árbol.