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Ciudad ahogada La vergüenza de la PF

 

La exhibida que le da a San Luis el reporte independiente sobre la inexistencia de un sistema confiable de medición de la calidad del aire en la capital potosina debería generar un severo llamado de atención en la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam).

Es claro que la secretaría Yvette Salazar no está cumpliendo con su labor como responsable de esa tarea.

El sistema es claramente insuficiente para el tamaño de la ciudad y la cantidad de empresas y autos que alberga la ciudad. Y no sólo no ha crecido. De las cuatro estaciones de monitoreo existentes en la ciudad, dos no funcionan. La exigua capacidad queda entonces reducida al 50 por ciento.

La secretaria parece distraída por sus campañas de agresión mediática y legal en contra de críticos y activistas que evidencian las fallas y omisiones de su dependencia.

El resultado de éstas es una ciudad cada vez más contaminada.

La pregunta ya no es si el video del hallazgo de la niña Mya Fernanda es un montaje. El cuestionamiento ahora es si va a haber sanciones contra el grosero acto de autoelogio que montó la corporación federal.

La Fiscalía General del Estado se mostró evasiva ante la posibilidad de investigar a la Policía Federal por esta irregularidad, lo que hace muy probable que no se embarque en esa misión.

Pero la Policía Federal debería, en un esfuerzo por limpiar su deteriorada imagen, indagar de quién fue la descabellada idea de jugarse así el prestigio.

Los diputados salientes, además de todos los escándalos ya sabidos, planean despedirse en la más completa opacidad.

Escudados en una misteriosa y oportuna falla de software, esta Legislatura se desentendió de sus obligaciones de difusión de información pública y, de plano, dejó de publicar el listado de cheques correspondiente y las actas de la Junta de Coordinación Política a julio.

Es muy probable que en estos últimos días de su Legislatura, a la mayoría de los diputados ya no les importe nada más que llevarse lo más que puedan (o al menos, al petista José Belmarez, que hasta con los cacahuates cargó, según se ve en un vergonzoso video), así que la transparencia está en el último sitio de sus prioridades.

Queda la duda si se trata de un asunto de negligencia o los legisladores tratan de ocultar algo o, al menos, de retrasar que información incómoda sea revelada antes de que terminen sus funciones.