DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Llegó sin avisar y se presentó a sí mismo:
-Soy el número uno.
Pensé:
-Entonces ya son dos.
Le pregunté:
-¿Cuántos números puede usted hacer?
Me contestó:
-El 11, el 111, el 1111, el 11111, el 111111, el 1111111, el 11111111 y así
sucesivamente.
Volví a preguntarle:
-¿No puede hacer el 2?
-No.
-¿Y el 3?
-Tampoco.
-Entonces -lo desafié- tampoco podrá hacer el 4, el 5, el 6, el 7, el 8 y así sucesivamente.
-Entiendo lo que me quiere decir -reconoció entonces humilde-. Que todos los números son el número uno.
¡Hasta mañana!...