ESA FALTA DE IDONEIDAD
Las condiciones de inseguridad que con sus altibajos padecemos desde hace ya demasiados años empeorarán en un futuro próximo. Ocurrirá así por la dinámica violenta y cruel que caracteriza siempre la disputa de una plaza entre grupos criminales, cuyas atroces consecuencias no es verdad que se circunscriban exclusivamente a los malos. Las inquietantes expectativas se agravan porque los potosinos nos encontramos en un momento de notable falta de idoneidad en nuestros mandos policiacos, que es como los expertos llaman comedidamente a lo absurdo de los perfiles que se traduce en incompetencia. Estamos, además, con las mismas carencias de decenios en cuanto a número de elementos de nuestros cuerpos de seguridad.
Hace ya tiempo que tres cárteles y sus aliados locales se disputan la hegemonía en el territorio potosino, saldo de lo cual ha sido el incremento en el número de ejecuciones en las diversas zonas de la entidad. Su impacto venía siendo algo menor en términos de percepción e intranquilidad públicas porque los medios de comunicación han decidido, correctamente, reducir la amplitud y espectacularidad (sobre todo gráfica) de los sucesos relacionados.
Sin embargo, recientemente hemos llegado a un número tal de homicidios atribuibles o vinculados al crimen organizado que aun con la mesura de los medios su efecto perturbador en la gente es inevitable y va en aumento. Sumado a esto, eventos como el ametrallamiento del penal de La Pila con la participación de numerosos agresores y la total impunidad con la que actuaron, claro que se vuelven causa de angustia colectiva.
Pero sin duda que el hecho socialmente más preocupante es el video que circuló frenéticamente en las redes sociales el martes pasado, a cuyo contenido y detalles no nos vamos a referir para no contribuir a sus efectos perniciosos, pero que sin duda es aviso de tiempos más violentos.
Y para documentar nuestro pesimismo hay informaciones confiables, procedentes de conocedores de la materia, que sostienen que este agravamiento de la situación tiene su origen en el hecho de que uno de nuestros altos mandos policiacos “se arregló” con uno de los cárteles en disputa, lo cual, obviamente, provocó la indignación homicida de los otros.
Respecto del “arreglo”, existen dos versiones distintas en cuanto a su origen, razón y propósito: una, que se busca llevar a la práctica la teoría presidencial de que cuando en determinado lugar hay un cártel hegemónico, dominante, automáticamente la violencia disminuye; dos, que se trata de algo mucho más prosaico: billetes.
En la primera opción, independientemente de su validez, llegar a concretarla supone eliminar a la competencia, lo cual a su vez implica un baño de sangre, cuyos alcances es absolutamente imposible que se queden dentro de la esfera de esa guerra entre delincuentes. En la segunda, los inconformes con el arreglo se la van a cobrar con también indeseables y peligrosas consecuencias.
A propósito de la endeble tesis de que las confrontaciones homicidas entre cárteles son un asunto que se inicia y agota entre los malos, es decir, entre criminales, conviene tener presentes algunos hechos: muy rara vez participan en los enfrentamientos los grandes capos y sus principales lugartenientes; también son contadas las ocasiones en que se enfrentan sicarios contra sicarios. Lo más frecuente es que las víctimas sean jóvenes narcomenudistas o los adictos que les compran, que ni armados andan. Imposible soslayar que en distintos momentos y lugares del país se han registrado masacres de adictos en rehabilitación -en los llamados anexos- porque significan una merma clientelar. El policía de Soledad asesinado arteramente el fin de semana no parece que fuera de los malos.
UN ENORME TALON DE AQUILES
Dicho y sostenido al día de hoy, sin duda que hemos tenido tiempos mejores, pero quizá también algunos algo peores. Como sea, ante la inminencia (ojalá estemos equivocados) de un recrudecimiento de la violencia criminal en la entidad y, particularmente en esta capital, se vuelve más desalentador la ostensible falta de idoneidad de nuestros principales responsables de la seguridad pública. Veamos:
La Secretaría del ramo tiene al frente a un militar sin formación ni experiencia propiamente policíaca, particularmente en el tema de la prevención que es el que ahora le corresponde. El General tiene fama de ser un hombre honesto y responsable. Su paso por la comandancia militar de la zona lo acreditó como alguien interesado en el tema de la seguridad y participativo, pero hasta ahí. Adicionalmente, su buena fama y prestigio quedaron muy deteriorados al aceptar que le impusieran a sus principales colaboradores, hasta extremos patéticos. Poco faltó para que le dijeran quiénes tenían que ser su secretario particular y su chofer. Incluso, el manejo del importante presupuesto de la dependencia quedó en manos que despachan en otros edificios.
Al mando de la principal corporación estatal de seguridad, la Guardia Civil, está otro militar sin formación en la materia, aunque éste puede argumentar, con razón, que lleva diez años desempeñándose en tareas de corte policíaco, con saldos un tanto cuanto disparejos. Lo que parecía ser su mayor virtud, “muy entrón” dicho coloquialmente, últimamente se ha difuminado; cada vez son menos los operativos que encabeza y parece más dedicado a la cortesanía palaciega que al cumplimiento esforzado de sus responsabilidades.
Encabeza la comúnmente conocida como Policía Ministerial (oficialmente tiene un nombre indescifrable: Dirección General de Métodos de Investigación) un abogado que fue director de averiguaciones previas en la entonces Procuraduría General de Justicia, pero de policía investigador no tiene nada. Está ahí porque “se reporta” permanentemente con el fiscal. Ambos son partes de la Herencia Maldita (la que dejó Cándido). Este funcionario se ausenta frecuentemente de sus labores y cuando acude despide un fuerte y alambicado olor.
El C5i2, viene a ser algo así como los ojos y el cerebro de las diversas corporaciones de seguridad, sobre todo para efectos de prevención, coordinación y velocidad de respuesta. El pasado día 20 se designó como su titular a un exagente y exdirector de lo que entonces era la Policía Judicial del Estado, en tiempos del gobernador Marcelo de los Santos. Ahí estaba cuando los federales lo aprehendieron, acusado de colaborar con la delincuencia organizada. Entiendo que salió libre porque fue absuelto. Más allá de sus antecedentes poco tranquilizadores, lo suyo, lo suyo, es la investigación, no las cosas que le encomendaron ahora.
Dirigiendo el C5i2 estaba un exfuncionario del penal federal de Ocampo, Guanajuato, en donde pasó la mayor parte de los once meses que estuvo encarcelado el gobernador Gallardo Cardona en el 2015, quien se lo trajo a Soledad, al parecer en agradecimiento de que lo trató bien en la prisión. Entiendo que tiene una formación sólida en materia de penitenciarismo, pero de cuestiones policíacas no sabe nada, por lo que tronó rápido en el C5. Ahora lo mandaron a encabezar la Comisión Estatal de Búsqueda de personas, de lo que tampoco sabe nada.
Conforme lo estamos viendo y viviendo, esa comprobada falta de idoneidad se ha traducido en incompetencia. Malo para como están las cosas y catastrófico para como amenazan ponerse.
Al final del día, el responsable de ofrecer seguridad y protección a los potosinos es el gobernador Gallardo Cardona, a quien por esa razón las leyes, comenzando por la Constitución, le conceden la facultad de nombrar y remover libremente a sus colaboradores. Si los cinco años y meses que le sobran de su sexenio va a seguir en las mismas (armando su equipo y tomando decisiones con criterios de abyección, sumisión, amistad, complicidad, gratitud, compromisos, propósitos recaudatorios o simple pereza para buscar mejores y más idóneos perfiles), esto se le puede convertir en un calvario. Y más si reincide en otras deplorables decisiones -que no tienen que ver con seguridad- como querer quitar los árboles de Himno Nacional o convirtiéndose en émulo de la Chimoltrufia, que así como dice una cosa dice la otra.
COMPRIMIDOS
Quien nos visitó hace una semana no fue el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández sino el Corcholata (qué apodo tan feo les puso su jefe) del mismo nombre. Vino a juntar canicas para su costalito, que anda muy menguado. La mejor prueba está en el conjunto de las encuestas serias en materia de reconocimiento e intención de voto que se han hecho últimamente. El primer lugar se lo disputan Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum con diferencias cambiantes de entre uno y cuatro puntos, ambos arriba de los 30. Don Adán aparece siempre en un tercer lugar, pero muy lejano, entre el 7 y el 11 por ciento de preferencia electoral. Hay trabajos demoscópicos en que lo superan Fernández Noroña y Monreal.
Vistas con detenimiento las prioridades, los afanes y hasta los gustos de RGC, se genera la sospecha de que quizá por su frustrado trienio soledense en el fondo, muy en el fondo, su deseo era más bien ser Presidente Municipal de la Capital que Gobernador del Estado. Bien decía un viejo amigo: “El alma humana es un pozo sin fondo”.
Si Uñas Largas se siente con derecho a vernos la cara de tontos a los potosinos, a mentirnos pública y despreocupadamente, pues con su permisito yo me siento con derecho a criticarlo. La semana pasada una académica opinó que el rollo ese del camellón y los árboles de Himno Nacional era una cortina de humo tendida por la administración gallardista para desviar la atención sobre el ataque a la penitenciaría, a lo cual el ínclito, inefable e indescriptible Lupito respondió que esa opinión era inadmisible porque “en este gobierno transparentamos todo”. No sé qué tome o se meta pero debe dejar de hacerlo cuanto antes, pues ya comenzó a perder contacto con la realidad.
Según parece, Héctor Serrano no estaba muerto, sólo andaba de parranda. Reapareció el lunes de la semana anterior, pero únicamente a través de una colaboración en el portal Contraréplica. Sus primeras líneas fueron para agradecer a El Universal que le publicó sus textos varios años. Va bien, Ese cambio es como pasar de vivir en un penthouse de Polanco a un cuarto de azotea en Ecatepec. Físicamente no se ha dejado ver ni aquí ni en otros lados, y como ya dijo un colega, no se sabe si trae o no un amparo bajo el brazo. Por cierto, ya en plan de vil chisme, nos comentan que Serrano y Uñas Largas se traen un pleito como de vecindad.
Hasta el próximo jueves.
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