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Tempe, Arizona.- Era la posibilidad más temida: un accidente fatal que entorpeciese el desarrollo de los vehículos autónomos.
El accidente del domingo por la noche en Tempe fue el primero fatal que involucra a un vehículo totalmente autónomo. Se trataba de un Volvo que funcionaba por su cuenta a pesar de que estaba presente un conductor humano cuando atropelló a Elaine Herzberg, de 49 años y quien caminaba por la calle con una bicicleta, fuera del cruce para peatones, y quien perdió la vida.
El accidente hizo realidad los pronósticos más agoreros y podría tener serias consecuencias para esta tecnología en momentos en que numerosas compañías, incluidas Ford y General Motors, se afanan por producir autos sin chofer.
Uber suspendió todas las pruebas que llevaba a cabo desde hace meses en Phoenix, Pittsburgh, San Francisco y Toronto.
La imagen de los vehículos autónomos quedará marcada seguramente por episodios como el de Tempe, según Bryant Walker, profesor de leyes de la Universidad de Carolina del Sur que estudia los autos que funcionan por su cuenta.
Los vehículos autónomos no beben, no se duermen y no se distraen. Pero tienen fallas y muchos entendidos sospechaban que un accidente fatal era algo inevitable.
“Los autos autónomos deben preocuparnos, pero los conductores deben aterrorizarnos”.
El accidente fatal, no obstante, no es el primero que registra un vehículo de Uber. En marzo del 2017 una camioneta de Uber se volcó, también en Tempe. No hubo lesiones serias y se atribuyó el accidente el conductor de otro auto.
La muerte de Herzberg es la primera que involucra un vehículo autónomo, pero no la primera generada por un auto con algunas propiedades autónomas. El conductor de un Tesla Modelo S falleció cuando su vehículo, que funcionaba con su sistema de piloto automático, chocó contra un camión.
El accidente del domingo por la noche en Tempe fue el primero fatal que involucra a un vehículo totalmente autónomo. Se trataba de un Volvo que funcionaba por su cuenta a pesar de que estaba presente un conductor humano cuando atropelló a Elaine Herzberg, de 49 años y quien caminaba por la calle con una bicicleta, fuera del cruce para peatones, y quien perdió la vida.
El accidente hizo realidad los pronósticos más agoreros y podría tener serias consecuencias para esta tecnología en momentos en que numerosas compañías, incluidas Ford y General Motors, se afanan por producir autos sin chofer.
Uber suspendió todas las pruebas que llevaba a cabo desde hace meses en Phoenix, Pittsburgh, San Francisco y Toronto.
La imagen de los vehículos autónomos quedará marcada seguramente por episodios como el de Tempe, según Bryant Walker, profesor de leyes de la Universidad de Carolina del Sur que estudia los autos que funcionan por su cuenta.
Los vehículos autónomos no beben, no se duermen y no se distraen. Pero tienen fallas y muchos entendidos sospechaban que un accidente fatal era algo inevitable.
“Los autos autónomos deben preocuparnos, pero los conductores deben aterrorizarnos”.
El accidente fatal, no obstante, no es el primero que registra un vehículo de Uber. En marzo del 2017 una camioneta de Uber se volcó, también en Tempe. No hubo lesiones serias y se atribuyó el accidente el conductor de otro auto.
La muerte de Herzberg es la primera que involucra un vehículo autónomo, pero no la primera generada por un auto con algunas propiedades autónomas. El conductor de un Tesla Modelo S falleció cuando su vehículo, que funcionaba con su sistema de piloto automático, chocó contra un camión.
