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Flores del mal

Por Óscar G. Chávez

Abril 20, 2024 03:00 a.m.

A

La carpeta de investigación abierta contra Rolando Hervert y su posterior detención tras la que acabó detenido en el centro penitenciario de La Pila, van más allá de la carpeta de investigación y la detención; es decir el fondo es más complejo que la forma, donde precisamente lo formal queda rebasado por lo simbólico. Y, si bien el mensaje va dirigido a unos cuantos, es de suponer que ya son varios los que han comenzado a descifrarlo e interpretarlo. El que quiera entender, que lo entienda. 

La explicación puede ser compleja pero entenderla es de lo más sencillo; el defenestrado exdiputado panista no es más que un chivo expiatorio utilizado para saladar algunas cuentas que quedaron pendientes con los orquestadores de la sanción a uno de los involucrados en aquel escándalo denominado ecuación corrupta. Es evidente que todo fue armado tras los telones de la General de gobierno; de algo había de servir ser amigo de su titular, quien -recordemos- también se vio involucrado en aquel sainete. “Sobre la almohada del mal está Satán…”    

Si nos detenemos un poco en el asunto, resulta curioso el silencio que los panistas han guardado, y no es porque la prudencia los caracterice sino, más bien, por el miedo de algunos a resultar señalados; no fueron los únicos, ya se dijo con antelación, pero son los que en este momento vale la pena poner a temblar. Hay que considerar, también, que Rolando puede hablar de más en cualquier momento, pero también quizá a cambio de ese silencio los veintidós millones comiencen a completarse; al fin ya dijo quien debía decirlo: si se regresa el dinero se soluciona el asunto.

Alguna colecta, como ésas que se acostumbran para familias necesitadas, se acabará haciendo,  porque ni modo que Rolando devuelva no sólo lo que se embolsó sino lo que se embolsaron (y seguro ya gastaron) otros. Además,  el silencio vale lo mismo para azules que para tricolores, y si no pregunten al exdirector de Bienestar Municipal quien también fue parte de esa legislatura (y del salpique) o al coordinador de la campaña de Xóchitl Gálvez en San Luis, contra quien se dijo, hace unos días, habían librado una orden de aprehensión por motivos similares a los de Hervert. Nada confirmado más allá del ruido mediático, pero al parecer surtió efecto.

Eso, y no el deslucido volanteo en cruceros con Verónica Rodríguez y David Azuara (donde, por la torpeza de sus movimientos y no usar camiseta, mostró las aguadas carnes de su vientre), acaba explicando la muy breve presencia de Marko Cortés, presidente nacional de Acción Nacional, en  San Luis Potosí, quien decidió -por encima de las gandallas estrategias de Enrique Galindo- encomendar la coordinación real de la campaña de Xóchitl en el estado, a don Marcelo de los Santos Fraga, aunque la formal (pero nada más como de membrete) la mantiene-y seguro con un amparo en la bolsa- Fernando Chávez. ¿Lo imaginan queriéndole enseñar la partida doble al contador?

Por años se nos trató de convencer que Morena era distinto al resto de los partidos, y nos dimos cuenta que no lo era, ni lo es, ni lo será. Ahora, en medio del proceso electoral y de una absurda alianza antinatural, se nos trata de convencer de que los tres partidos confabulados detentan una calidad ética y moral, que aquel no tiene. Ahí tienen ustedes la muestra de la solvencia que presumen: rateros, corruptos y farsantes son quienes integran la fauna electoral.          

La cereza del pastel de la semana fue la solicitud de licencia que el alcalde  Enrique Galindo presentó a su Cabildo, para llevar con toda tranquilidad y sin señalamientos de ventajoso su campaña de reelección. Afortunada o desafortunadamente se llevó con él a un poco de lo peorcito de sus funcionarios: Martín Juárez -con señalamientos de corrupción, similares a los del encapillado Hervert-, un incompetente Maximino Jasso (por fortuna para los árboles de la ciudad), Christian Azuara (entre parientes te veas) inútil director de Servicios Municipales, que nunca se vio que hiciera algo realmente de provecho. Y de la reemplazo en la alcaldía ni qué decir: nada garantiza más allá de lo manipulable (¿se acuerdan de Nava y Lujambio?). Imaginen lo que viene.