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Precedentes Ambientales

Por Luis González Lozano

Abril 20, 2024 03:00 a.m.

A

Primera Parte

En la creciente arena del litigio ambiental, las decisiones judiciales no son solo un mero procedimiento legal, sino que se han convertido en una poderosa herramienta para incidir en la política climática a nivel mundial. La revisión de sentencias trascendentales, como los casos en los Países Bajos, Francia y Bélgica, nos ayuda a entender cómo los tribunales están desempeñando un papel crucial en la lucha contra el cambio climático, al tiempo que reconfiguran la relación entre la ley y la política ambiental.

La lucha por la justicia climática ha encontrado un sorpresivo campo de batalla en los tribunales. En 2015, la organización no gubernamental Urgenda ganó un caso histórico en los Países Bajos, obligando al gobierno a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 25% respecto a los niveles de 1990 para finales de 2020. Este caso no solo demostró el poder de los derechos humanos como herramienta legal para la protección del medio ambiente, sino que también estableció un precedente judicial significativo: los gobiernos pueden ser legalmente responsables ante sus ciudadanos por fallos en la política climática.

En el ‘caso del siglo’ en Francia, la justicia administrativa reconoció que el Estado había fallado en cumplir sus compromisos climáticos, ordenando medidas compensatorias. Este fallo, aunque no provocó un cambio inmediato en la política climática francesa, sí generó un impacto político importante, posicionando el cambio climático como un tema central de la agenda pública y gubernamental. Además, la sentencia ha permitido revisiones anuales sobre el cumplimiento de los compromisos estatales, ofreciendo un marco para la evaluación continua de las políticas climáticas.

Justine Ripoll, representante de la ONG Notre affaire à tous, argumenta que estas sentencias, aunque no siempre cambian directamente las políticas, generan una presión política que es difícil de lograr por otros medios. Esta presión se ha traducido en una mayor visibilidad y prioridad del tema climático en la esfera pública y política.

Mientras tanto, en Bélgica, el Tribunal de Apelación de Bruselas dictaminó que ni el Estado ni las regiones habían hecho lo suficiente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El fallo reafirma la crisis climática como una crisis de derechos humanos y obliga legalmente a los gobiernos a tomar medidas más ambiciosas y efectivas, cubriendo el vacío dejado por la falta de mandatos de reducción obligatorios a nivel internacional.

Además de los efectos directos sobre las políticas gubernamentales, estas sentencias tienen un impacto notable en el activismo climático. Los tribunales, al reconocer la lentitud de los estados para responder adecuadamente a la crisis climática, han proporcionado un respaldo legal a los activistas, a menudo protegiéndolos de sanciones legales por sus acciones de protesta. Este respaldo judicial no solo valida las demandas de los activistas, sino que también destaca la responsabilidad de los estados de cumplir con sus propias leyes y compromisos internacionales.

Este análisis subraya la emergencia de una nueva dinámica en la que los precedentes judiciales en materia ambiental no solo son reflejo de un cambio en la conciencia social y política respecto al cambio climático, sino que también son un motor para ese cambio. Estos casos judiciales ilustran cómo la ley puede servir como un instrumento progresista para el cambio social, impulsando a los gobiernos a asumir una responsabilidad más seria y urgente en la mitigación del cambio climático. A medida que el mundo enfrenta desafíos ambientales cada vez más severos, el papel de los tribunales en la configuración de las políticas climáticas será probablemente aún más central y decisivo.

Es fundamental reconocer cómo estas decisiones reflejan y al mismo tiempo fomentan un cambio en la percepción pública y gubernamental sobre la urgencia y la importancia del cambio climático. Este fenómeno jurídico no sólo es relevante por las sentencias en sí, sino también por cómo estas decisiones están influyendo en la legislación y en las políticas públicas a nivel global.

Delírium trémens.- El 22 de abril es el Día de la Tierra y todos debemos unirnos a la reflexión global sobre nuestro papel como guardianes del planeta. Ese día nos invita a reconocer la responsabilidad compartida de fomentar un ambiente sano y sostenible para todos. Desde nuestras casas, podemos iniciar cambios significativos con acciones sencillas pero impactantes, como por ejemplo (i) la “Reducción del consumo de plásticos” optando por alternativas reutilizables; y (ii) “Ahorro energético” apagando las luces y desconectando los aparatos eléctricos cuando no estén en uso. 

En el Día de la Tierra, comprometámonos a ser agentes activos en la protección y mejoramiento de nuestro entorno.

@luisglozano