No es lo mismo feria que cambio

Este sábado en el taller de Iniciación a la Escritura hubo una interesante discusión a propósito de un texto de Silvia, sobre conformidad y pasión. Hay cambios necesarios y hay otros que implican una decisión, un ir contra nuestra zona de confort, lo cual, obviamente, no es confortable; hay cambios voluntarios y otros que nos imponen (la vida, el entorno, la necesidad); los hay temporales y definitivos. El miedo al cambio está en buena parte de nosotros, pero no hay que tomárselo tan a pecho. No siempre, pero veces el cambio implica evolución. Y todo pasa (hasta la ciruela pasa, dicen).
En Crimentales, en la entrada “Perogrullo o zen” publiqué hace poco un fragmento de la entrada de otro blog, titulada “Estas 40 lecciones acerca de la vida...”, con frases que pueden parecer verdades trilladas, pero que no siempre reflexionamos. Comparto aquí tres, y del resto la liga a la versión electrónica está en el blog:

“1) El cambio es incómodo. El cambio siempre será raro, extra ño e incómodo, pero así son las cosas. Sé paciente y espera a que el cambio se convierta en la norma.
2) Cómo respondes a una situación es más importante que la situación en sí misma. Te estás tomando el pelo si crees que la vida debería ser simple y sin complicaciones. Siempre habrá opciones difíciles y situaciones complicadas, y jugar bien tus cartas es la mejor manera de avanzar en la vida.
7) La ansiedad es parte de la vida. Nunca te sentirás realmente seguro, así que deja de esperar ese idílico nivel imaginario de c
onfianza, porque solo lo estás usando como una excusa…”

Esta semana murieron dos personas que traté, que compartieron etapas de mi vida, de diferentes formas. Cada muerte me hace reflexionar y comparar, cada separación y cada nueva amistad. Edad, época, tiempo compartido, lo que nos faltó por conocer. Es un privilegio compartir tiempo con alguien y que le dediquen sonrisas, y por lo mismo las despedidas no son nunca alegres.
Al arzobispo emérito Arturo Antonio Szymanski, fallecido esta semana a los 96 años, lo conocí cuando yo era reportero. Me tocó cubrir la fuente religiosa en los tiempos en que los voceros de la iglesia católica potosina eran Joaquín Antonio Peñalosa y Darío Pedroza Martínez, a quienes solía ubicarse como de derecha y de izquierda. Junto con Szymanski, fueron mediadores en conflictos políticos de diverso tenor, y sabían del poder de la palabra. Eran los tiempos en que las decanas de la fuente, Queta (Enriqueta Martínez Fonseca) y Cleta, consensaban las ruedas de prensa dominicales en Catedral, tras la misa de una. Era muy difícil que algo o alguien le ganara a Szymanski la “nota de ocho” en los diarios del lunes.
También falleció la doctora Horacia Fajardo Santana, investigadora de El Colegio de San Luis en el programa de antropología. Era doctora en dos sentidos: médica partera y con doctorado en sociología del desarrollo. Era una maestra generosa que trataba a todos con suma amabilidad, con una alegría genuina y un sentido irónico para ver la vida. Platicamos muchas veces, criticamos y reímos; la leí, y ojalá quienes no la conocieron como amiga tengan oportunidad de leer Comer y dar de comer a los dioses, terapéuticas en encuentro (Colsan, 2007), donde hace un recuento de la relación entre la medicina occidental y la tradicional de los huicholes. La enfermedad es una construcción social, y “el costumbre” y la ciencia (la magia), se alían para tratar con ese cambio en la salud que se produce con “la dolencia”. Tiene que haber respeto y construcción de lo racional hacia los universos significativos del Otro. Para los huicholes, dice Horacia, la enfermedad

“no se define tanto por los signos y síntomas que presenta el enfermo, sino por la causalidad de la misma. […] aunque sea uno de los miembros de la familia quien manifieste la enfermedad ésta amenaza a todos, pues uno de ellos se salva de una picadura del ‘alacrán’ para que meses después muera su hermanita. Lo que está en el centro de esto es la Agencia que se atribuye al Kakau’yarixi (la deidad), que es definitiva para la ocurrencia de la enfermedad”

Aunque en San Luis es muy usual decir “no tengo feria” o “¿Tiene feria?” para pedir cambio de un billete de cierta denominación, no es lo mismo cambio que feria, y si no que lo digan las campañas políticas, que más cambios (propuestas al menos, planes y proyectos) son pura feria (fiesta), y ahí andan los candidatos haciendo lo que sea con tal de subir algunos puntos en las encuestas y vaticinios.
Y sí, hablo también de lo político cuando digo cambio. No es un cambio de imagen el que necesitamos si el interior (la psique, el interactuar) sigue igual de deprimido, de inseguro. Como escribió Diana Taylor:

“Un manifestante de Occupy Wall Street lo formuló de una manera ligeramente distinta (aunque yo también edité su declaración): No se puede hablar de una vida sexual cuando uno tiene relaciones una vez cada seis años. La política es un compromiso constante, un acto diario, una forma de imaginar el futuro, un acto de hacer algo y una cosa hecha —definición que, incidentalmente, corresponde a la del performance…”

Ojalá haya cambio, ya estuvo suave de “ni feria ni qué feriar”, con tanto desfalco, transa y demás. En España ya echaron a Mariano Rajoy de la presidencia, acá ya nos hemos tardado mucho en alzar la voz. Y ellos lo saben y se ríen. Un caso reciente que no se puede repetir: la auditora que descubrió “la estafa maestra” fue cesada de la Auditoría Superior de la Federación. Esta estafa es de más de 275 millones de pesos tan solo en 2016, y están documentados desvíos desde 2012 en varias secretarías de estado.
Posdata: Gracias por los comentarios recibidos en esta columna que ya casi llega a sus 100 domingos. Cebollazos o jitomatazos por igual. Escribir es un placer y que haya respuesta también.
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Twitter: @corazontodito