Melissa McCarthy opuesta a Lee Israel

El engaño y el arte se entrelazan en “Can You Ever Forgive Me?”

Melissa McCarthy opuesta a Lee Israel

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Londres.- El engaño es un arte y hay mucho arte que es engaño. Esa frase podría resumir la vida de Lee Israel, biógrafa frustrada y delincuente exquisita, cuya vida relata “Can You Ever Forgive Me?”, a través de la sublime interpretación de la actriz Melissa McCarthy.

El argumento escarba en las raíces de la moral humana. Israel, o Lee para los amigos, ve cómo su vida de escritora se va a pique. Su editora la rechaza, el alquiler no se paga solo y su gato sufre las consecuencias de la desastrosa vida de la autora. El único modo que Lee encuentra para abordar tal desastre es el engaño y, cuando encuentra una barra cómoda, el alcohol.

A su talento para describir la vida de la gente le surge una arista desconocida. Un axioma que rompe los límites de lo legal y que le incita a delinquir por su propia supervivencia. Lee comienza a falsificar apreciadas cartas personales escritas por artistas ya fallecidos. Su cotización en el mercado de coleccionistas es elevada y la dicotomía entre el bien y el mal irrumpe en el film.





TALENTO

“No puede pagar su alquiler, no puede cuidar de su gato, no puede recibir amor porque tampoco lo puede dar. Está aislada”. Así comienza a relatar Melissa McCarthy, en una charla con Efe, la complicada personalidad de Lee.

Un oleaje de emociones y de decisiones que le han llevado a recoger varios premios por este papel gracias a la representación de la controvertida escritora.

“Interpretar a alguien tan diferente es… encantador. De algún modo, creo que Lee y yo somos completamente opuestas. Ella se esfuerza mucho en mantener a la gente alejada”, aseguró la actriz estadounidense, conocida por su actuación en “Gilmore Girls”.

“Aunque, antes de empezar a rodar me di cuenta de que tenemos algunas puntos en común. A mí no me gusta hacer las cosas por mi cuenta, pero, si tomo un papel como este, puedo convertirme en una persona mucho más segura de sí misma, más decidida. A Lee le ocurre lo mismo cuando escribe. No quiere ser la estrella, no quiere ser el sujeto”,