DESLUMBRA
El cantante del genero tumbado, Natanael Cano, tuvo una destacada actuación en su concierto en el Estadio GNP

Rodeado de Suburban color negro llegó Natanael Cano a su camerino detrás del escenario del Estadio GNP, cuando se estacionó la caravana que lo acompañaba descendió un equipo de decenas de personas que lo custodiaron hasta que entró al edificio donde se iba a preparar para entrar al escenario.
“El concierto más importante de mi vida, te lo puedo asegurar después de 6,7 años de cantar, lo vamos a disfrutar vamos a dar todo”, se escuchó en un audio que se reprodujo en el audio del Estadio GNP, que Natanael nombró, sin embargo, como Foro Sol, antiguo nombre del recinto, desde ese momento dio cuenta que iba a hacer lo que quisiera durante la noche.
Incluso, patrullas acompañaron al exponente de corridos tumbados que está actualmente vinculado a proceso por el delito de cohecho, lo cual no evitó que estuviera protegido de principio a fin, y también cobijado por su público que 10 minutos antes de comenzar el concierto ya había llenado el Estadio GNP.
Luego de una larga espera el “Nata, Nata, Nata”, por parte de los 65 mil espectadores que se dieron cita este viernes se hizo sentir, y fue cuando finalmente el cantante de corridos tumbados salió a la tarima entre cactus y una escenografía que emulaba a un desierto, encima de él, en lo alto del escenario un sol ardiente provocado con un reflector donde se proyectaba la imagen del astro.
“El F”, y “Selfies”, fueron las dos primeras canciones que interpretó casi inmediatamente una de la otra, pero solo bastó el grito “Eaaaa”, para que todo el público se entregará con un grito eufórico.
Hace un año el cantante se presentó en el escenario del Festival Arre rodeado por guardaespaldas y una persona que cargaba siempre junto a él un tanque de oxígeno para que el cantante pudiera respirar, pero esta noche en el Estadio GNP se le notó físicamente mejor, y corriendo por toda la tarima a su ritmo, sin ser perseguido por dos custodios que le doblen la estatura.
Una gorra de béisbol le cubrió la larga cabellera y un atuendo deportivo al estilo de los años 80, con cadenas macizas de oro y diamantes del cuello acompañaron a Natanael en el inicio de su show.
“Codeína”, uno de sus más grandes éxitos fue el tercer tema que cantó el sonorense, y aunque el audio y las pantallas fueron de las mismas dimensiones del estadio, grandes y potentes, el grito y coreo del público superó al del artista que no dejó la fiesta atrás aunque enfrente un juicio, pues no soltó el típico vaso desechable de fiestas mexicanas color rojo.
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