Chinampas de la Ciudad de México, tesoro nacional para el mundo

Chinampas de la Ciudad de México, tesoro nacional para el mundo

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Reconocidas por la FAO como un Sistema Importante de Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), las chinampas de la Ciudad de México, son consideradas como un sistema vivo, formado por comunidades en estrecha relación con su territorio, cultura y agricultura.

Esos terrenos son una forma muy refinada de horticultura donde se cultiva desde hace dos mil años maíz, frijol, calabaza, chile, tomate y cempaxóchitl, entre otros productos.

El nombre chinampa proviene de chinámitl “seto o cerco de cañas, cercado hecho de palos o varas entretejidos”; se trata de islotes construidos artificialmente en ciénegas o aguas de poca profundidad, refiere Jaime Jiménez Ramírez, en su artículo titulado “Las Chinampas”, publicado en la revista Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El manejo tradicional de las chinampas no contamina ni erosiona el suelo; es un sistema que respeta las reglas ecológicas de equilibrio.

Actualmente se encuentran repartidas más de 20 mil 900 chinampas en siete mil 534.17 hectáreas de las delegaciones Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, de acuerdo con el artículo “Las chinampas: Patrimonio Mundial de la Ciudad de México”, publicado en la revista Patrimonio: Economía Cultural y Educación para la Paz, de la UNAM.

Su valor agrícola productivo ha sido reconocido como Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Global (SIPAM) por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

De acuerdo con este organismo internacional, dicho sistema, construido de forma tradicional es uno de los 13 nuevos entornos paisajísticos en el mundo, debido a que alberga dos por ciento de la biodiversidad mundial y 11 por ciento de la biodiversidad nacional con 139 especies de vertebrados, 21 de peces, seis de anfibios, 10 de reptiles, 79 de aves y 23 de mamíferos.

Las chinampas en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta comprenden más de dos mil 215 hectáreas, integradas por canales de 406 kilómetros que articulan la circulación del agua para la actividad agrícola, en las que trabajan 12 mil 500 personas, cultivando hortalizas y flores, incluyendo 51 especies agrícolas domesticadas y 131 especies de plantas ornamentales.

Tienen diversidad cultural, fiestas y tradiciones. Conocimientos ancestrales heredados. Es un sistema de conocimiento y tecnología adoptados. Los agricultores chinamperos conservan sus prácticas de cultivo prehispánicas.

Entre sus servicios ecosistémicos se encuentran humedad, microclima, hábitat acuático y terrestre y recarga de mantos freáticos. Tiene un paisaje agroecológico notable, características del manejo de los recursos de tierras y aguas. Su relevancia radica en su capacidad de producción y abastecimiento de productos agrícolas.

También se destaca por preservar conocimientos y tecnologías agrícolas ancestrales, pues los agricultores chinamperos conservan técnicas tradicionales de cultivo prehispánicas que se han transmitido de manera oral.

En las chinampas aún se pueden encontrar cuatro de los cinco principales cultivos usados por los aztecas: maíz, frijol, calabaza y amaranto, indica un texto de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y El Caribe.

Subraya que las chinampas son una fuente importante de alimentos para una de las ciudades más pobladas del planeta, al generar 40 mil toneladas de producción agrícola al año.

Además, estas comunidades han demostrado poseer una enorme resiliencia, con una gran capacidad de adaptación frente a cambios como la urbanización, convirtiéndose no sólo en zona productiva, sino también de interés turístico y cultural.

Es un paisaje agroecológico único con 406 kilómetros de canales que provee múltiples servicios ecosistémicos a la Ciudad de México y que sabe hacer uso de especies como el sauce nativo –ahuejotes- como cercos vivos, barreras contra el viento y hábitat para insectos y aves.

Asimismo, las chinampas de Xochimilco y Tláhuac son una fuente importante de alimentos frescos para una de las ciudades más pobladas del planeta. La producción en la superficie de las chinampas es 64 por ciento hortalizas y 36 por ciento floricultura.

Por ello, el objetivo es fomentar su conservación dinámica y permitir que los pequeños campesinos que ayudaron a crearlos y que son custodios de este legado, mantengan viva su herencia frente a nuevos desafíos, como la urbanización y el cambio climático.

La designación de estos sitios como Patrimonio Agrícola Mundial puede ayudar a conservar la biodiversidad y salvaguardar variedades de cultivos en peligro, lo que beneficia a la seguridad alimentaria a nivel mundial, y permite revitalizar las culturales locales, crear empleo y promover el turismo, puntualizó.

Los nuevos sitios de este emblemático programa de la FAO se encuentran en la República de Corea, China, Egipto, España, Japón, México, Portugal, y Sri Lanka. Su producción primaria abarca desde frutas, verduras, sal y arroz hasta seda, carne, té y wasabi.

Los SIPAM son paisajes estéticamente impresionantes que combinan la biodiversidad agrícola con ecosistemas resilientes y un valioso patrimonio cultural, situados en lugares específicos del mundo.

Estos sistemas agrícolas ancestrales constituyen la base de las innovaciones y tecnologías agrícolas actuales y futuras. Su diversidad cultural, ecológica y agrícola es aún palpable en muchas partes del mundo en las que se conservan como sistemas singulares de agricultura.

Los criterios de selección que utilizó la FAO para los SIPAM incluyen que los sitios sean de importancia mundial, tengan valor como bien público al apoyar a la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia, a la biodiversidad, los sistemas de conocimiento y tecnologías adaptadas, la cultura y a unos paisajes excepcionales.

Muchos de los sitios brindan servicios ecosistémicos importantes que benefician a las personas en otros lugares, lo que refuerza el argumento de aportar incentivos económicos para su conservación.

Para salvaguardar y sostener a los sistemas del patrimonio agrícola mundial, la FAO creó en el año 2002 un amplio programa para la conservación y manejo adaptativo de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).

Este programa se propone alcanzar la viabilidad económica de los sistemas, identificando estrategias ambientales sostenibles para enfrentar crecientes problemas con el cambio climático, entre éstas, la capacitación de pequeños agricultores y comunidades indígenas.

Sin embargo, según apunta la FAO, estos sistemas agrícolas se encuentran actualmente amenazados por muchos factores, incluyendo el cambio climático y la presión creciente sobre los recursos naturales.

Además, tienen que enfrentarse a la migración causada por una baja viabilidad económica y como consecuencia se abandonan las prácticas agrícolas tradicionales y se da una pérdida drástica de variedades y especies endémicas y locales.

El certificado para México fue entregado a la directora ejecutiva de Proyectos Especiales de la Autoridad de la Zona Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, Norma Ruz Varas, en un acto en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma.

De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades de la Ciudad de México, la declaratoria de la FAO se suma al reconocimiento de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta como Zona Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad, otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1987.