ORGANILLEROS

Sin duda alguna, hay historias que deben ser contadas, que deben ser escuchadas y difundidas, aún más, si se trata de relatos que traen consigo el amor y la añoranza de las tradiciones de nuestro México.

Y esta es la historia de Adair Vázquez Solano, músico de 41 años de edad, que por más de 23 años ha dedicado su vida al organillo, oficio que es parte de la cultura y tradición en nuestro país. 

Con orgullo, el señor Adair nos comparte, que fue gracias a la invitación de un amigo que vivía en su colonia, que inició en esta noble labor, misma a la que al poco tiempo le fue tomando cariño y mayor responsabilidad, pues en un principio solo lo hacía por “hobby”, siendo sus primeros puntos de encuentro con este instrumento, la Catedral y el Templo Mayor, entre otras partes en la CDMX, donde permaneció alrededor de 10 años, pues después comenzaría a trasladarse a otras partes de la ciudad y del país.

MONO REAL

Antiguamente, el organillero era acompañado en Europa por un mono real, por ello, es que se puede apreciar que un pequeño changuito de peluche esté con el mismo, quien, a su vez, porta un traje beige, mismo que alude al uniforme de los soldados de

la Revolución.

Con el paso del tiempo, los organilleros se convirtieron en ícono y tradición mexicana que, aunque en menor medida, sigue perdurando en algunas calles y avenidas europeas y mexicanas.

POPULARIDAD

Sin embargo, con el avance de la tecnología, la llegada de nuevos géneros musicales y el cambiante gusto de las nuevas generaciones, la popularidad y atracción hacia los organillos ha ido disminuyendo con el paso de los años. 

“Desearía que la tradición se conserve por muchos años más tristemente las nuevas generaciones no se dan cuenta del tipo de música qué es”.

PRIMER FESTIVAL

Cabe destacar que, en el año 2022, el señor Adair tuvo la oportunidad de asistir al Primer Festival de Organilleros en Chile, experiencia que recuerda con gran alegría.

A su vez, en México se llevó a cabo la primera edición del Festival de Organilleros donde más de 50 organilleros mexicanos y chilenos se dieron cita en el centro de la ciudad. 

Después de doce años, el señor Adair continúa visitando nuestro Centro Histórico, pues es una de las ciudades que le arropan con aprecio y amabilidad.