Se nutre acervo del Museo Nal. de la Máscara
El Museo Nacional de la Máscara, ha incorporado tres nuevas piezas a su colección permanente. Estas obras, donadas por destacados artistas de Chile, Ecuador y México, representan no solo una manifestación artística, sino también un valioso símbolo de las tradiciones y rituales de cada país.
La máscara de “Catimbano” originaria de Chile fue elaborada por Manuel A. Vernal Álfaro, esta pieza proviene del norte de aquel país, donde su nombre se asocia con danzas tradicionales de origen andino. Estas caretas son utilizadas en festividades como el Carnaval de La Tirana, que celebra la fusión cultural entre las tradiciones indígenas y cristianas.
Ecuador contribuyó con la máscara de la “Diablada Pillareña”, creación de Ítalo B. Espín Haro, que es un símbolo de su patrimonio cultural y forma parte de la fiesta Diablada de Píllaro, en la que se representan figuras demoníacas como parte de un ritual que combina simbolismos precolombinos y coloniales.
La aportación de México corresponde a la donación de la máscara “Yoreme” hecha por Benjamín Padilla Álvarez, la cual representa las tradiciones de la cultura del mismo nombre que la pieza, y corresponde a un pueblo indígena del norte de México. Utilizada en la danza del venado, esta máscara es un elemento esencial en rituales que celebran la conexión entre los humanos y la naturaleza, siendo una de las expresiones más icónicas de la cosmovisión indígena.
Estas efigies no solo destacan por su belleza estética, sino también por la riqueza que representan. Cada una cuenta una historia ligada a las raíces y creencias de su lugar de origen, conectando a los y las visitantes del museo con las tradiciones de América Latina.
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