Las lecciones de la pandemia El misterio de las despensas

Poco a poco, ciudadanos y autoridades van aprendiendo la lección de su propio manejo de la pandemia de coronavirus Covid-19. La parte más dura viene en los próximos días, cuando el deseo de visitar una playa, de reunirse en grandes fiestas con amigos, de salir a las calles y abarrotar plazas, de acudir a restaurantes de dudosa higiene o aspirar el aire recirculado de aviones y autobuses, cobrará su factura con la hospitalización de viajeros, o en su caso de seres queridos a los que quisieran nunca haber contagiado.

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Miles de potosinos aprendieron la lección desde hace 13 meses, cuando algunos de sus familiares cercanos empezaron a sucumbir en la infección desconocida. Poco a poco modificaron sus hábitos y aprendieron señales de alarma. En otros casos, hay supercontagiadores, viajeros sin ningún pudor, visitantes frecuentes de bares y grupos de amigos que por igual conviven sin cubrebocas, que intercambian vasos de bebidas alcohólicas o cucharas y tenedores en platos de servicio comunitario, y personas de fiesta que hasta presumen sus fotos en redes sociales.

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Por el lado de la autoridad, ya comenzaron los primeros análisis de los aciertos y errores para la primera ocasión en la historia de San Luis Potosí que llega la primera dosis de anticuerpos de coronavirus Covid-19 para personas de 60 años y más. Fue manifiesta la prepotencia de Servidores de la Nación que no tenían una función específica más que portar un bonito chaleco y pasearse por los alrededores, el heroísmo de médicos y enfermeras militares y los del sistema de salud federal y local, la persistencia y resistencia de brigadistas locales y trabajadores municipales.

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En la retrospectiva, la Secretaría de Salud también tuvo problemas socio-organizativos, que deben ser resueltos antes de que llegue la segunda dosis. No es fácil generar una estrategia, sino hasta cuando se tiene la primera experiencia. En la primera, centenares de potosinos llegaron desde la noche anterior a algunos de los puntos de vacunación para tratar de ganar la dosis. Ya instalados, se dieron cuenta de que no tuvo caso madrugar. Amaneció hasta la hora establecida.

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Conforme pasan los días, se vuelve un misterio el hallazgo de más de cinco mil despensas debidamente guardadas en el contenedor de tractocamión, cuyo operador pasó con facilidad hacia el bulevar del Río Santiago y nadie se lo impidió. Año tras año, ocurren accidentes por debajo de los puentes vehiculares que cruzan el bulevar. Nadie regula a tiempo la altura libre, y los operadores de los camiones pesados circulan alegremente, en medio del vacío de las autoridades viales de la Policía Estatal, que debería mantenerse al tanto de las peligrosas maniobras en las vías de tránsito continuo.

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El punto central, que se acompaña de la negligencia del chofer que pretendía tomar un atajo por una vía rápida, es la libre circulación de despensa entre los juegos del hambre de esta tierra huachichil, aportan rentabilidad política, si se considera que la compra del voto aún ahora suele ser efectiva a cambio de un costal de alimentos imperecederos. Poco a poco dejan de ser programas sociales efectivos, para convertirse en instrumentos de compra de votos.

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Ese camión cargado de despensas es apenas la punta del iceberg de lo que sucede en las campañas políticas. Es una compulsa difícil de demostrar ante la autoridad hacendaria, o frente a los auditores del Instituto Nacional Electoral, por cierto, estos últimos también acorralados por el acoso de quienes se sienten ofendidos por su actuación correcta para sancionar a políticos que incurrieron en alguna omisión.

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¡¡HASTA MAÑANA!!