Los cálculos de la crisis ¿Por qué tanto lío?
Pasará la crisis del agua de noche para los gobiernos federal y estatal. Ambos se encuentran en pleno ejercicio de la responsabilidad pública y es fecha que no resuelven la forma en que dejarán la presa El Realito en condiciones de funcionar para dar agua a la zona urbana de la capital. Todo se les ha ido en amargas quejas, en promesas y en anuncios de ya merito. Es más, hasta se dijo que serían reparadas las fisuras encontradas en febrero de 2023, que no permitieron planear la distribución de agua y mucho menos, devolver líquido a una zona urbana ya muy afectada por el desgaste del acuífero, que según cálculos de especialistas, pierde el doble de la cantidad de agua que llega al subsuelo.
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Esta es una explicación muy técnica, pero su efecto se resume en que no hay agua en la llave y no es porque el Interapas no la manda como lo ha querido hacer parecer el gobierno estatal, sino porque además de la crisis del agua, la infraestructura en los próximos meses no promete mucho y menos en un año 2024 que transcurre con peor sequía que el anterior. El desgaste de los acuíferos no es nuevo en territorio potosino, pero sí en el centro de la entidad. Por décadas se ha conocido de noticias de la seca de pozos en municipios tales como Salinas de Hidalgo, Villa de Ramos o Santo Domingo, pero poco a poco van moviendo su desgaste hasta puntos delicados como Villa de Reyes. Es sabido que la mayor parte del agua subterránea que desgasta los acuíferos se utiliza en la agricultura, pero las zonas urbanas ya empiezan a mostrar su peor gasto desde finales de la década de 1980, cuando aparecieron los primeros agrietamientos de suelo en colonias.
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La falta de fuentes de abastecimiento es un fenómeno tan grave que ha ido sumando un problema tras otro y de una necesidad insatisfecha a otra, porque técnicamente los gobiernos de todos los partidos han tomado con muy poca seriedad la crisis que se avecina. Es entendible que un ciudadano sin conocimientos puede ser mal administrador de los recursos materiales y naturales, pero el hecho de que la administración pública no lo atienda es imperdonable. Dejar la bronca para que los siguientes paguen, es igual de riesgoso que el apalancamiento de deudas de una administración pública a otra. Más vale que quienes ganen las próximas elecciones vayan sacando sus calculadoras de 12 dígitos y vayan pensando en los números de lo que van a gestionar para el presupuesto de egresos de la federación 2025. La presa El Realito ya no puede esperar.
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Un intérprete musical amado por Francisco Labastida Ochoa y odiado por Vicente Fox Quesada decía “¿Pero qué necesidad? ¿Para qué tanto problema?”, y esa frase cancionera aplica perfectamente para la candidata morenista al Senado, Rita Ozalia Rodríguez Velázquez, metiéndose en líos innecesarios. Y es que la multa firme aplicada por la impericia de sus operadores políticos al rebasar los topes de gasto de precampaña, mantiene en vilo la salud financiera de Morena. Debe entenderse que este no es el primer lío en el que los de marrón se meten. Soledad nos mandó a la hoguera con la inclusión de los Velázquez en sus campañas.
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No sabemos si es una estrategia de “te lo digo Juan para que lo oigas Pedro”, pero el abuso en los gastos de campaña no siempre es gratificante. A veces ni los propios organismos electorales tienen el suficiente personal e infraestructura para comprobar el tamaño del gasto. Hay quienes llegan a un nivel tan escandaloso que es difícil contabilizarlo y otros equipos de trabajo que de la materia fiscal no conocen ni la o por lo redondo, se meten en cada lío, que además de perder una elección deben pagar todo tipo de multa u observación del Instituto Nacional Electoral.
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¡HASTA MAÑANA!
