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Las odiosas comparaciones, sin duda darán un mal desayuno a los diputados de la actual legislatura de San Luis Potosí. No en todos los países del mundo los cargos de representación popular generan un salario suficiente para vivir de la política. En México para muchos trabajar con cargo al erario público se ha convertido en un negocio redituable y en una oportunidad de promoción personalizada.
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Por años hay Diputados que gastan lo que no es suyo en sus necesidades personales. Por igual compran chocolates en cantidades industriales o calzoncillos bóxer en una tienda de autoservicio, utilizan dinero para repartir a quien les pide con tal de engancharlos como clientela política, o hasta se van de viaje o generar facturas de una larga trayectoria recorrida, de centenares de litros de gasolina que nunca fueron comprados.
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Un proceso legal abierto en la Contraloría Interna del Congreso del Estado, revelará el verdadero tamaño de la voluntad de las instancias reguladoras del comportamiento de los diputados, para resolver una investigación delicada de mal uso del dinero público. La denuncia sin duda dejará al desnudo cada red de complicidad entre legisladores y funcionarios del Congreso. El intento para nombrar a Óscar Barba como oficial mayor del Poder Legislativo permite saber que con o sin cuarta transformación, el sistema político mexicano en sus condiciones actuales ya cumplió su ciclo. Las redes de complicidad son las mismas pero con diferente color.
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El ejemplo de que no todos los diputados trabajan por dinero se encuentra nada menos que en Cuba. El nombramiento de los legisladores es un honor y cargo honorario. Ismary Díaz Cabrera, diputada de la Asamblea Nacional y representante obrera en la provincia Mayabeque de Cuba, da cuenta del trabajo en su mayor parte voluntario de un legislador para sacar adelante los asuntos de un determinado grupo que cuenta con un representante.
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En México sobran los ejemplos de cuerpos colegiados que toman decisiones a diario sin una moneda extra. La sana práctica de tomar decisiones en grupo tiene como su ejemplo más conocido en la sociedad mexicana en los consejos técnicos escolares desde el nivel preescolar hasta el superior, en consejos de administración y también en cargos de mesas directivas de planteles educativos. Entonces, ¿los diputados buscan el cargo por ganarse dinero? La lucha suele ser encarnizada.
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Por dinero, abundan los políticos que pelean el control de un espacio de toma de decisiones. Ganarse un cargo de mando implica utilizar presupuesto ajeno en gastos personales, reparto de dádivas a extorsionadores, “maiceo” de potenciales votantes por una u otra decisión y hasta para fondos de retiro de diputados. Si no les basta con su sueldo, la robadera es materia de todos los días.
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¡¡HASTA MAÑANA!!