Pandemia de jóvenes y niños La epidemia de las malas compras

La pandemia de coronavirus Covid-19 más bien parece un suicidio colectivo, de quienes están dispuestos a arriesgarse disfrutado de vacaciones en una playa, como si el virus no importara y lo único urgente fuera salir a asolearse y darse un chapuzón en el mar.

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Y qué decir de las graduaciones, peligrosas fiestas que mantienen a niños y jovencitos hospitalizados por haber contraído la versión más agresiva del coronavirus. 

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Ahora, la distribución del virus sigue exactamente igual, pero técnicamente agarró en frío a jóvenes y niños. Una jovencita de 14 años, una de las edades más felices de la vida, debe recibir respiración artificial intubada, porque sus pulmones se encuentran inflamados. Dos mujeres embarazadas andan por las mismas y ya hay niños y muchos jóvenes hospitalizados.

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Salirse de las aglomeraciones, no acudir a grandes centros comerciales, evitar las playas y viajes largos y abstenerse de fiestas y reuniones en lugares cerrados, es apenas una parte de la responsabilidad. Falta el siguiente capítulo, el de las autoridades que este domingo permitieron la apertura de bares, como si nada sucediera. 

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Son las mismas autoridades que mantuvieron el tianguis dominical de Las Vías funcionando, que no se coordinan con la Secretaría de Salud quién sabe por qué intereses y que a estas alturas no garantizan la seguridad sanitaria que se requiere para actividades necesarias. Ese caldo de factores, tiene a San Luis Potosí en la peor etapa de la pandemia y en el indeseable semáforo rojo de máximo riesgo.

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La revisión de gastos del gobierno entrante al que se va, más o menos se encontrará con las mismas condiciones que halló a su llegada el actual, y el antecesor de su predecesor, y así sucesivamente. En el proceso de revisión de las cuentas públicas, los gastos suelen arrojar dudas que en ocasiones son confirmadas o desechadas, pero sobre todo perseguidas si el que viene es un gobierno de alternancia. Es así como en la revisión de las cuentas es posible entender la radiografía de lo gastado y los usos del dinero.

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Es preciso recordar que el actual gobierno estatal pareciera no haber encontrado observaciones de su antecesor Fernando Toranzo, quien en cambio procesó varios asuntos y los transfirió a una solución penal. Por lo menos en dos alternancias de grupo en el poder, el proceso de entrega-recepción se ha vuelto un asunto de diferencias entre el que se fue y el que llegó.

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Con el cambio de partido político en el gobierno local, parece ser que otra vez habrá observaciones financieras, administrativas y procedimentales. Ya comienzan a verse con más insistencia, los casos donde los revisores entrantes perciben acciones que no terminan de cuadrar, por la tardanza en la entrega de los datos o porque el dinero gastado no corresponde a las actividades o los recursos gastados.

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Hace apenas unos días, el actual titular de la Secretaría de Salud Miguel Lutzow Steiner, reveló que una vez que asumió el cargo se encontró con más de 400 toneladas de medicamentos que no fueron repartidos a los hospitales. Luego, los hallazgos llevaron también a un tomógrafo que no era utilizado para atender pacientes.

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Falta determinar qué sucedía con el ejercicio de los recursos para adquirir medicamentos. Desde hace casi tres décadas, es decir desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y hasta el de Andrés Manuel López Obrador, áreas de derechohabiencia como el Instituto Mexicano del Seguro Social proveen medicamentos de mala calidad. Son de recordarse los célebres Ambroxol rebajado, o aspirinas genéricas. Por lo menos desde la óptica de Ciudadanos Observando, eso ya tiene más tinte de que la epidemia de las malas compras llegó a San Luis Potosí.