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Fue flor de un día el presunto descenso de delitos presumido por el gobierno de Juan Manuel Carreras López el mes pasado, cuando las cifras de febrero registraba el descenso en algunos rubros delictivos.
Y se emitió cuando había barruntos del desastre que se concretó en marzo. Habrá que ver si se repite.
Sería lamentable, pues de acuerdo al número de denuncias, San Luis regresó nueve años en el tiempo, a la época terrible de la transición entre los gobiernos de Marcelo de los Santos Fraga y Fernando Toranzo Fernández, en los que la delincuencia afianzó su dominio en la entidad.
El margen de maniobra de la administración carrerista para, cuando menos en materia mediática, disfrazar el desastre, sobre todo tras el indignante asesinato múltiple del artista Héctor Domínguez y de su familia, ocurrido en Valles.
El “timing” de la tragedia vallense es dramático. Ocurrió el mismo día de la dantesca masacre de 14 personas en Minatitlán, que desató un agrio debate entre el gobierno federal y sus simpatizantes contra la oposición.
Quizá no en el mismo nivel, pero es posible que las autoridades locales enfrenten la misma crispación.
Y está por verse la situación en el municipio, cuyas autoridades también han presumido bajas en la actividad delictiva. Tomando en cuenta que la gran mayoría de la incidencia delictiva del estado tiene lugar en la capital, no sería ilógico que el mismo escenario se repita en la capital.
En ambos casos, los responsables de ambas autoridades aún le deben mucho a la ciudadanía. Los números lo han establecido así desde hace tiempo, y ayer lo confirmaron: no han dado los resultados que prometieron.
Ha sido bastante positiva la respuesta de la ciudadanía potosina que se ha volcado a donar agua, alimentos y otros apoyos para los brigadistas que combaten el difícil incendio que se desató en la sierra de San Miguelito.
El propio trabajo de personal de dependencias estatales, federales y municipales es de elogiarse, por lo agotador y peligroso que ha sido.
Pero llama la atención que las autoridades hayan tenido que recurrir al apoyo solidario de la ciudadanía para proveer de artículos tan básicos, como alimento y agua, para los combatientes del fuego. Sobre todo teniendo en cuenta el presupuesto que se supone se maneja en materia de protección civil.
¿Problemas presupuestales, de logística o ambos?
¡HASTA MAÑANA!