A-AA+
¿Fin del milagro? Medida excluyente
Las señales del “boom” industrial que venía gozando San Luis Potosí se habían venido registrando desde hace semanas.
Caídas en el PIB, desaceleración del crecimiento económico, especialmente en el sector manufacturero, alza en el desempleo y otros indicios apuntaban a que el funcionamiento del motor económico del estado estaba fallando.
Hasta las mismas autoridades del gabinete económico, generalmente refractarias a admitir malas noticias, lo venían reconociendo.
Pero hoy se revela el peor golpe al “milagro potosino”: la planta de General Motors, la primera en la entidad, despediría a un buen número de empleados a partir de la semana próxima, al cerrar uno de los tres turnos de producción de sus vehículos.
La noticia viene de Canadá, donde otra planta del gigante automotriz estadounidense también se vio afectada por decisiones de las autoridades corporativas de GM.
Pero el golpe ni fue tan fuerte como el que recibió la planta de Villa de Reyes. El líder sindical canadiense que reveló la cancelación del turno, Mike Van Boekel, no oculta su alivio al señalar que qué mal por San Luis, pero qué bien por ellos. La competencia a la que obliga el capitalismo actual se extiende aún hasta a los trabajadores.
Los focos de alarma se encendieron en la economía potosina. Habrá que esperar a ver si son amarillos o rojos. La política de comunicación de General Motors de México no es para nada transparente y podría ser difícil que se informe algo aquí.
No por nada parece que la noticia primero se conoció en Canadá
que aquí.
Las secretarías de Desarrollo Económico local y la federal de Economía quizá tengan que decir algo al respecto. Al igual que las dependencias de los dos niveles de gobierno relativas al empleo y los sindicatos.
Sus voces son necesarias para que los potosinos conozcan qué tan oscuro puede tornarse el otrora brillante escenario económico de San Luis.
Uber y sus trabajadores deben estar lamentando el momento en el que la empresa aceptó ceder a las presiones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para que entrara al redil normativo.
La renuncia a cobrar en efectivo, vigente desde hace algunas semanas, desplomó la demanda del servicio. El hecho de que los clientes que aceptaran pagar vía tarjetas de débito o crédito abarató sensiblemente sus tarifas. Buenas noticias para los clientes, pero pésimas para los conductores.
Y ahora, la voracidad de los gremios taxistas, que no se puede decir que hayan jugado limpio contra sus competidores, los mantiene excluidos de la gran fuente de ingresos que es la Feria Nacional Potosina.
Quienes pretendan acudir al festejo a través de la plataforma de Uber deben aceptar que no los dejarán a las puertas del recinto ferial, sino a una distancia considerable, pues no se les ha permitido llegar a la sede de la Fenapo. A lo mismo se arriesga el cliente de Uber que pretenda tomar una unidad a su regreso. Tendrá que caminar.
Se sabe que esta situación se establece por las amenazas de los taxistas, pero no se sabe si la propia autoridad respalda esta medida excluyente.
¡HASTA MAÑANA!