Traición y pragmatismo De San Luis a Guerrero
La columna que publicó ayer Ricardo Raphael en el diario Milenio perfilaba la tormenta política: el senador veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez sería el “Judas” opositor que con su
voto, le daría a la 4T la mayoría calificada para concretar la
reforma judicial.
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Por la tarde, el llamado de la coordinadora de la bancada panista en el Senado, Guadalupe Murgía, reflejó la desesperación del bloque opositor por la que el voto de uno de los suyos le dé el triunfo a la 4T, con todas las consecuencias negativas y positivas que esto pueda generar.
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El episodio evidenció los truculentos, pragmáticos y cínicos extremos del sistema político mexicano.
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El suplente de Yunes Márquez es su padre, Miguel Ángel Yunes Linares. Esa familia se ha convertido en uno de los peores enemigos de Morena en el vecino estado. La pasada campaña electoral veracruzana estuvo marcada por el intercambio de fuertes acusaciones entre los dos bandos: narcotráfico, delincuencia organizada, corrupción, pederastia y
muchos más fueron los delitos mencionados.
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El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido la fuente directa de muchas de estas acusaciones. Pero ahora, ambos extremos se pueden tocar.
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No sería la primera vez que Morena hace pactos con adversarios (sólo hay que recordar a los “mafiosillos” que ahora están del lado de la 4T), pero el acercamiento con los Yunes es una muestra extrema de pragmatismo.
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Si se concreta la voltereta veracruzana, la oposición seguramente se tirará al victimismo, pero también tiene su responsabilidad, al seleccionar a candidatos con tamañas vulnerabilidades ante el poder hegemónico de Morena. Y ahí, los dedos apuntan al líder del PAN, Marko Cortés, por las designaciones de los Yunes.
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Independientemente del resultado, el proceso de la reforma judicial desnuda lo sucio del manejo de la política en México, en donde ningún partido sale limpio, pese a todos los discursos que se pronuncien.
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Otilia Hernández, alcaldesa, hasta ayer morenista, de Chilpancingo, Guerrero, se reunió hace un año con un líder de la delincuencia organizada de la región. Las fotos del encuentro fueron de alcance nacional.
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Ayer, la Secretaría de Organización del comité nacional de Morena decretó su expulsión.
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El hecho, en un extraño giro, se originó por una denuncia presentada desde el Comité Ejecutivo Estatal de San Luis Potosino. La información oficial establece que la identidad del denunciante era un “dato protegido”, es decir, bajo reserva.
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Entre brotes de enfermedades y la violencia, el penal de La Pila sigue exhibiendo sus vulnerabilidades y demostrando que esta administración no ha logrado tener el control del centro penitenciario del estado.
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¡¡HASTA MAÑANA!!
