Una nueva época Y no les importa...

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Desde el doctor Manuel Nava Martínez, no se veía un rector de profesión médica en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, que se haya presentado con una modificación de proyectos a lo ya establecido. Este lunes, el doctor Alejandro Javier Zermeño Guerra presentará su grupo de colaboradores, entre las que se encuentran algunos funcionarios de sobrada experiencia, por ejemplo, en la materia jurídica.

Su elección viene de un rompimiento generacional iniciado con la llegada del abogado Alfonso Lastras Ramírez a la rectoría a mediados de 1986. A decir de los resultados planeados desde la rectoría saliente, se había convertido en una tradición erigir rector al secretario general. Bastaba con mover su candidatura para obtener la mayoría de los votos del Consejo Directivo Universitario. Ni siquiera era necesaria la intervención de grupos porriles. Algunos de los rectores se llevaron buenos sustos con el resultado de las votaciones, pero al final los eligieron o reeligieron. Ni el doctor Zermeño necesitó que intervinieran desde fuera. Los consejeros votaron libres.

La de ahora es una elección distinta. Los consejeros votaron con la idea de derrotar la inercia de extraer al sucesor de la Secretaría General o de las simpatías abiertas del rector saliente.  Alejandro Zermeño asegura que imprimirá su propio estilo de rectoría, y se percibirá conforme avancen los tiempos. Lleva la idea de no destruir lo logrado por sus antecesores, pero sí de corregir algunas fallas largamente señaladas. A Álvaro Obregón 64 llega una nueva época.

En temas de salud pública... Cifras van y vienen, el riesgo se incrementa y las generaciones nuevas de padres de niños pequeños, parecen no haber vivido la emergencia de la influenza A/H1-N1. Aún es posible ver familias encabezadas por indolentes que aún no reparan en la verdadera dimensión de la emergencia sanitaria, que ha provocado la muerte de potosinos por contagios de coronavirus COVID-19.

Hasta ahora la medida de contención en el Centro Histórico sigue incompleta. Por lo menos los agentes de Seguridad Pública Municipal ya se dieron cuenta que no todo el que circula por las calles del centro tiene algo que hacer ahí. De acuerdo a los términos de la alerta sólo deberían permanecer en esa área histórica aquellos que viven en los departamentos o desarrollan trabajos esenciales. Sin embargo, algunos se movilizan en sus vehículos y se detienen en cualquier calle para buscar lo que sea. El cierre de las calles a los automóviles, dejó en evidencia que no todos tienen asunto.

Para otros, la Plaza del Carmen es un día de campo. Policías municipales se presentaron en las principales áreas abiertas para retirar a la gente que tomó los espacios como su sitio de descanso incluso rompiendo las cintas colocadas en las bancas. En la calle Vicente Guerrero, por lo menos un automovilista condujo su unidad en sentido contrario durante la mañana, para tratar de evadir la vigilancia policial.

Las consecuencias de la extensión de la pandemia en México no habrían sido tan graves, sin la peligrosa combinación de decisiones tardías y la indolencia de ciudadanos. Hasta ahora, México no ha entrado en la etapa de contagio sostenido como en Brasil. Lo peor no ha pasado. De etapas que se creen superadas, viene una oleada de contagios porque de sobra y de acuerdo a la experiencia de los otros continentes, la gente se confía.

¡HASTA MAÑANA!