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Quien se anime a competir por la alcaldía capitalina, deberá pensarlo dos veces si no conoce de los manejos financieros en materia de rendimiento de recursos, o si pretende llegar a la silla de alcalde para de inmediato gastar dinero. Para el año próximo, las cosas no vienen fáciles. El presupuesto viene muy limitado y con toda seguridad con recortes históricos.
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Es preciso señalar que, según las calificadoras, la capital ha mejorado su calificación crediticia y de confiabilidad financiera con respecto a las administraciones de Victoria Labastida, Mario García y Ricardo Gallardo, pero no es hasta ahora el mayor reto que espera la alcaldía para 2021. Falta determinar en qué medida vienen los recortes, con independencia de que el Ayuntamiento que concluye deberá generar una planeación estratégica, que por lo menos le aporte un uso menor de recursos.
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Según el tesorero municipal de la capital, Rodrigo Portilla Díaz, si los recortes del Gobierno Federal llegan en la proporción anunciada y a su vez quedan suprimidos los fondos de estabilización, el peligroso caldo de cultivo se vería rematado con una segunda ola de coronavirus Covid-19, que convertiría la realidad financiera en una pesadilla.
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La alcaldía tuvo un superávit presupuestal porque le fueron devueltos pagos de impuestos que la alcaldía de Ricardo Gallardo registró en su contabilidad, pero no realizó a la Secretaría de Hacienda y con ellos, también las multas y recargos cobrados y depositados una vez que llegó el requerimiento de la dependencia federal.
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No solo la capital, sino los 58 municipios deberán hacer cálculos de los límites presupuestales, antes de que los alcaldes decidan programar gastos alegres y poner en riesgo a sus finanzas públicas, para después necesitar la adquisición de deuda. Ese escenario se vería en peor situación, si se considera que hace algunas semanas, tanto la Cámara de Diputados como el propio titular de la Secretaría de Finanzas del Estado, Daniel Pedroza Gaitán, anunciaron el ya consabido recorte de 5 mil millones de pesos al presupuesto.
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La pesadilla se hallará en las finanzas públicas de acuerdo al tamaño del recorte la dimensión de las aspiraciones de cada servidor público y sus habilidades o falta de ellas para planear el gasto del año venidero. Incluso y por su naturaleza de políticos, decenas de alcaldes desean contar con el suficiente dinero para dar rentabilidad a las acciones de gobierno, y son pocos los que realmente han caído en la cuenta de que si no planean, se meterán en líos financieros y heredarán problemas de gasto a sus sucesores.
¡HASTA MAÑANA!