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Exigen severa pena contra el llamado "Monstruo de Tamuín"

Filiberto Hernández fue detenido hace 10 años y todavía no tiene sentencia

Por Miguel Barragán

Marzo 23, 2024 03:00 a.m.

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Filiberto Hernández Martínez / Foto: Archivo-Pulso

Filiberto Hernández Martínez / Foto: Archivo-Pulso

CIUDAD VALLES.- Familiares de tres de las cinco víctimas de Filiberto Hernández Martínez, el "Monstruo de Tamuín", acudieron ayer viernes 22 de marzo al Juzgado que lleva el caso del multihomicida y a la Comisión de Atención a Víctimas del Delito, pues no hay sentencias contra quien confesó haber privado de la libertad, violado y asesinado a cuatro menores de edad y una mujer.

Ruth Rivera Mora (madre de Eliehoenai), Rosalinda Sánchez (madre de Rosa María) y Adela Rodríguez (abuela de Dulce Jimena) vinieron a preguntar por qué la tardanza en las sentencias contra el homicida de sus niñas y la respuesta fue tan fría como la burocracia de la justicia penal, pues el señalado ha estado haciendo uso de recursos legales que aplazan sus sentencias. 

Filiberto Hernández fue detenido por policías ministeriales el 4 de julio de 2014 gracias a la investigación hecha por la familia de Eliehoenai Chávez, de 32 años de edad, que había desaparecido en mayo del mismo año. 

En 2016, el presunto multihomicida argumentó a su favor que había sido torturado al ser detenido por la portación de un arma de fuego y a partir de ese momento se activó el Protocolo de Estambul, que trata de hacer que se castigue a quienes habrían ejercido tortura contra un apresado y desde ahí, los casos se arrastran con una lentitud desesperante. 

Las víctimas fueron mujeres desde los 9 hasta los 32 años de edad, pasando por adolescentes de 13, 16 y 14 años de edad, que luego de abusarlas y matarlas, Filiberto arrojaba sus cuerpos a una zona de cultivo de caña, llamada El Cañaveral. 

Incluso, él mismo llevó a los ministeriales a los lugares donde había ido a dejar, envueltas en cajas de cartón, a Elieohenai, cerca de donde poco después, también encontraron a Dulce Jimena Reyes. 

Rosa María y la ignominia judicial 

Rosa María Sánchez desapareció en 2010 y de ella no se supo nada en concreto hasta el 2019, cuando un cotejo de ADN entre sus presuntos restos y los de su madre, Rosalinda, coincidieron, pero paradójicamente, es el caso más atrasado de los cinco. 

En 2010, los ministeriales le decían a Rosalinda que su hija se había ido con su novio y no movían un dedo para buscarla. Incluso, acudían a la casa de la mujer para preguntarle si sabía algo de la adolescente. 

Filiberto es de Tamuín y vivió en pobreza extrema en su niñez. Ingresó al Ejército a los 17 años y después desertó, para convertirse en maestro de artes marciales y un catequista de amplio carisma, quien se ganaba la confianza de sus víctimas en pláticas en donde enseñaba la palabra de Dios. 

Ahora, utiliza todos los recursos para que ninguna de las sentencias surta efecto, luego de que en 2017, casi lo absuelven de uno de los casos por falta de pruebas.