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MATEHUALA.- Pasan los años y el oficio de sastre va desapareciendo, ya son menos las personas los que confeccionan un traje y pocos los hombres que los usan, la modernidad los va absorbiendo.
Don José Guadalupe Grimaldo Mendoza, de 75 años, con 50 años de oficio sastre, aunque su familia se dedica a la panadería, él tomó otro rumbo del que dice que cualquier profesión es buena para obtener un ingreso para subsistir.
Comenta que él es sastre y su esposa modista, y se han dedicado a la confección de vestidos de novia, quince años, de noche, como ropa especial de sacerdotes, ella trabaja en casa y lleva el oficio de su mamá.
Don Lupe, como se le conoce, tiene su taller en la calle Francisco I. Madero, a donde llegan clientes de Encinos, San Tiburcio Zacatecas, del sur de Nuevo León, y de varios municipios del Altiplano potosino.
“En estas fechas se incrementa el trabajo en remiendos, en ropa de invierno, muchas damas traen sus sacos o abrigos para que se los arreglemos en su mayoría, sobre todo de las mangas largas o grandes”, detalló el sastre.
Aunque menciona tiene clientes de muchos años, “ya sé sus medidas”, se le preguntó si aún confecciona trajes y dijo que ya no, que ese trabajo se acabó ya que ahora ya se entró a la modernidad y los caballeros que tienen una fiesta, optan por rentar los trajes, ahí eligen el que mejor les guste y quede.
Dijo que se acabó el tiempo en que los caballeros acudían a sus trabajos de traje, por decir los banqueros, los que trabajan en oficinas de gobierno o dependencias importantes, hasta los médicos dejaron de usarlos.








