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UCL: Haaland sella pase del City; Griezmann desata al Atléti y Milán renace ante PSG

Por EFE

Noviembre 07, 2023 03:09 p.m.

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Erling Haaland / Foto: EFE

Erling Haaland / Foto: EFE

Erling Haaland, con el apetito goleador restablecido, lideró la victoria del Manchester City frente al Young Boys y certificó la clasificación de los de Pep Guardiola a los octavos de final (3-0).

El City, que aún tendrá que cerrar la primera posición del grupo que se jugará contra el RB Leipzig en las dos últimas jornadas, tuvo menos problemas en su campo que en Suiza para vencer al Young Boys, que no disparó ni una vez en todo el encuentro.

Un doblete de Haaland, incluyendo un gol desde fuera del área, y un tanto de Phil Foden, unido a la expulsión de Sandro Luper por doble amarilla, convirtió el duelo de este martes en el Etihad en poco más que un paseo.

Apenas aguantaron el 0-0 los suizos algo más de veinte minutos, cuando Rodrigo Hernández, con un movimiento de baile en el área se intentó zafar de dos defensas del Young Boys, pero Lauper le zancadilleó delante del árbitro.

Desde los once metros, Haaland no falló y, además de conseguir su tercer tanto en esta Premier, convirtió su cuarto penalti consecutivo, dejando en el pasado el fallo de principios de temporada contra el Sheffield United.

Pese a fallar varias ocasiones que podrían haber aumentado la renta mucho antes, no fue hasta el tiempo añadido de la primera mitad cuando Jack Grealish se inventó un cambio de orientación hacia la banda de Foden y el inglés, en escasos cuatro toques se marchó de Ulisses Garcia y definió cruzado.

Un golazo que puso de manifiesto la rapidez de pensamiento de Foden y la conexión con Grealish, que alterna la titularidad con el banquillo y no termina de asentarse esta temporada en el once.

Poco le quedaba que rascar al Young Boys con el 2-0 en el marcador; más a Haaland, que antes de marcharse sustituido hizo un gol atípico en él, con un disparo desde fuera del área. Su tanto número 39 en 34 partidos en 'Champions', por encima de los de Ferenc Puskas (36) y a dos de otra leyenda del Manchester City como Sergio Agüero (41). Su promedio de tantos, 1,12 por encuentro, es inigualable en la competición.

Con el doblete en el bolsillo y tras la expulsión de Lauper, que reducía las escasas amenazas del Young Boys, Guardiola quitó a Haaland para reservarle de cara al duelo contra el Chelsea de este domingo.

Decisión inteligente, porque aunque el City buscó el cuarto con cierto interés, el encuentro estaba más que decidido y solo hubo que esperar hasta el pitido final para que se clasificara para octavos de final, una constante en la última década.

Griezmann desata al Atlético

En la enésima demostración decisiva de Griezmann, doble goleador y promotor crucial del 2-0 de Morata, el Atlético de Madrid retomó el mando de su grupo, ganador en una fiesta en el Metropolitano frente al Celtic (6-0), doblegado por la eficacia inicial del francés y la expulsión en el minuto 23, aún con 1-0, de Maeda.

Ya son 168 goles de rojiblanco de Griezmann, a cinco nada más de los 173 inigualables de Luis Aragonés en la historia de una entidad centenaria, rumbo a la eternidad en el Atlético, aclamado por los 60.863 espectadores del Metropolitano cuando fue cambiado por Diego Simeone ya con 3-0, con el trabajo ya completamente resuelto, con el triunfo ya seguro.

Después lo amplió Samuel Lino, con un golazo al minuto, en el 66, de su reaparición después de tres partidos de baja para agrandar la brecha entre el Atlético y el Celtic. Más tarde, de nuevo, Morata, con su duodécimo gol del curso a nivel de clubes en catorce choques, con un certero tiro desde el borde del área. Luego, el 6-0 de Saúl, ya en el 85, para redondear un triunfo concluyente.

Ya son ocho puntos en el cuarteto que lo alejan definitivamente del conjunto escocés, pero no del resto. El grupo se mantiene en la fuerte competencia que aún se presupone entre el club rojiblanco, el Lazio -un punto por detrás- y el Feyenoord -dos puntos por debajo-. Entre ellos anda el pase a los octavos y la primera posición del grupo. Quedan dos jornadas.

Ganador de su decimosexto partido consecutivo como local (14 en Liga y dos en la Liga de Campeones), el Atlético aprovechó su primera ocasión. Todo es más fácil con esa pegada. Todo es más sencillo cuando tienes un recurso como Griezmann. Una solución constante.

En su puesto de interior izquierdo, en el incierto inicio de partido que percibió el conjunto rojiblanco, en seis minutos, el internacional francés, el próximo máximo goleador de la historia del club, más pronto que tarde a este ritmo, golpeó al Celtic con un control y un tiro con la zurda. Un rebote en un defensa transformó la estirada de Hart en un esfuerzo inútil.

El centro que provocó la acción, el despeje de la defensa escocesa, fue de Riquelme, un chico al que no se intuye límite hoy por hoy. Afilado, rápido, desbordante, tiene un extremo, un carrilero, un futbolista, para mucho tiempo el Atlético, que comenzó a ganar el partido por su perfil y por el gol de Griezmann. Un tesoro en los tiempos actuales en la Champions.

Un impulso de convicción y confianza para el grupo de Diego Simeone. Consciente de que era un choque crucial. Sin matices. Sin excusas. No fue el primer tramo el juego que pretendía el Atlético, de nuevo ante un Celtic que surgió potente, atrevido, al que no le pesó la posesión, pero que se quedo ahí, devorado después por las circunstancias.

Aún con 1-0, el equipo escocés jugó más en campo contrario que el Atlético, hasta la expulsión de Maeda, allá por el minuto 20. Uno de sus futbolistas más transcendentes. El extremo japonés cometió una imprudencia, cuando enseñó demasiado la plancha en una pugna a toda potencia de Mario Hermoso. El impacto en el tobillo del rojiblanco, por mucho que perfiló la bota hacia un lado, rebasó el límite entre la tarjeta amarilla a primera vista del árbitro, Ivan Kruzliak, y la roja en cuanto revisó la jugada en el monitor a pie de campo.

Condicionado y reducido el Celtic, la superioridad numérica ya transformó definitivamente el partido. Aún hubo un susto, en un saque de esquina que Álvaro Morata despejó al aire y Jan Oblak solventó, milagroso, con una mano izquierda salvadora. El balón iba hacia dentro. Señalado en los dos goles del pasado viernes en Las Palmas, tal parada es una reivindicación del mejor guardameta de la historia del club rojiblanco, aunque no sea siempre infalible.

Ya no permitió más el Atlético, que se apropió de todo. Del balón, de los espacios, del juego, de los desmarques y de todo la acción en el campo del bloque escocés, al que no le quedó otra que replegarse en su territorio a la espera de un contragolpe ya inesperado, a la espera de lo que fuera capaz el equipo rojiblanco, que insistió, insistió, insistió y marcó el 2-0.

Al borde del descanso, en el minuto 47, todo surgió de un centro magistral de Griezmann. Con precisión, en diagonal, desde la banda derecha, casi pegado a la línea en tres cuartos de campo, hasta dentro del área, conectó con Giménez, que dio continuidad a la acción con una dejada con la cabeza para la llegada de Morata, que sentenció el partido desde el suelo.

Antes del descanso, Hart voló para repeler un remate de Correa. Después del intermedio, con la entrada de Marcos Llorente por Pablo Barrios a la vuelta del vestuario, el portero hizo de nuevo lo mismo ante el atacante argentino, luego vio con alivio como el larguero escupía un cabezazo bombeado de Giménez, ya reducido el duelo a lo que fuera capaz el Atlético.

O Griezmann. Y eso es una condena para cualquier rival cuando se expone al atacante francés, que se inventó una media chilena con la izquierda para el 3-0 a la hora de partido, antes del merecido descanso que le otorgó Simeone con el encuentro resuelto; antes del golazo con la derecha desde el perfil izquierdo de Lino, con una rosca imposible para Hart; antes del 5-0 de Morata y antes del 6-0 de Saúl. El fin de fiesta del Metropolitano y del Atlético, reconciliado con la Liga de Campeones, aún en la pugna por la clasificación.

El Milan renace ante el PSG

Con una exhibición de Rafael Leao, demostrando ser un equipo resiliente al reponerse del tanto inicial del PSG (2-1) y siendo dominante en ambas áreas, el Milan renació ante el combinado francés para rubricar su primera victoria en Liga de Campeones de la temporada.

También fue la primera tras cuatro partidos sin ganar y le sirvió para mantener vivas las opciones de pasar a unos octavos de final que ahora otea esperanzado.

Todavía tiene que hacer grandes papeles ante Borussia Dortmund y Newcastle, pero la victoria ante un PSG endeble y sin agresividad que desaprovechó una valiosa ventaja dio un respiro en el seno del combiando 'rossoneri', que se reencontró consigo mismo en el momento justo, al borde de una encrucijada que pudo ser decisiva en caso de derrota, pero que los milanistas encararon como un reto, como la oportunidad perfecta para darle la vuelta a la situación adversa.

Recibió San Siro al Milan con un ambiente espectacular, al nivel que la ocasión merecía. Una derrota prácticamente significaba quedarse fuera. Una victoria mantenía vivas las opciones, daba esperanzas de cambio a un equipo que últimamente transita en mares bravos. La moneda salió cara para el Milan en un partido en el que las transiciones pusieron la nota divertida para el aficionado neutro, que disfrutó de un torrente de ocasiones, de un ida y vuelta constante.

La primera llegó del lado local, con un Leao que avisó temprano que quería ser protagonista y que vio a Loftus-Cheek en la frontal. El luso cedió el balón manso, perfecto para la llegada del inglés, que sin embargo mandó arriba el disparo en el que fue el primero de los dos reproches a su primera parte, que acabó siendo una de las más completas de la temporada y uno de los mejores del campo junto a Reijnders y Leao.

Y es que la inercia positiva del Milan se quedó en nada por culpa, precisamente, de un Loftus-Cheek que se olvidó de su marca en el primer saque de esquina de los parisinos, que encontraron el tanto en el minuto 9 para silenciar San Siro. Un tanto de Milan Skriniar en el que un día fue su estadio, pero con la camiseta del rival histórico del Milan, un Inter que seguro sonrío al ver el tanto de su excapitán, el primero en su cuenta personal con el PSG.

No se amedrentó el Milan. Tampoco tenía otra opción. Estaba contra las cuerdas, al borde de un abismo que le dejaba casi fuera de la Liga de Campeones. Pero respondió rápido con un disparo de Musah desde la frontal del área que permitió al Milan reengancharse rápido al duelo.

Tan rápido que en el minuto 12 encontró el empate de la mano de su mejor jugador. Señalado en los últimos días por no haber sido determinante, Leao pareció esperar a tener todos los focos apuntando hacia él para brillar más que todos ellos y, con una nueva arrancada, desarbolar la defensa del PSG.

Encontró en carrera a Giroud con un gran pase, disparó el galo y Donnarumma se mantuvo firme en la parada, pero en el rechace Leao s einventó una chilena que hizo enloquecer el Giuseppe Meazza, que empezó a creer de nuevo en los suyos, liderados por el jugador con más talento de la plantilla, crecido en la gran cita de la temporada.

El empate no cerró el encuentro. Los dos equipos cometieron errores y aprovecharon los del rival para hacer daño. El PSG, venido a menos con el paso de los minutos y sin tener demasiada incidencia en el juego, encontró el peligro en los zarpazos individuales de Demebelé, que se estrelló con el larguero, y de Mbappé, que falló en un uno contra uno con Maignan clarísimo cuando intentó picar el balón por encima del meta. Dos ocasiones que bien pudieron cambiar el curso del partido.

Por parte del Milan, un Giroud muy participativo finalizó la contra que creó Loftus-Cheek con un disparo potente que se estrelló en el lateral de la red, poniendo fin a una primera mitad plagada de ocasiones que pareció avisar al PSG de lo que le venía encima en la segunda.

Y es que fueron cinco minutos de dominio milanista, de un equipo convencido de sus posibilidades ante un PSG que se dejó llevar,6 que desembocaron en el gol de la remontada, un testarazo de Giroud, colosal en el salto ante Skriniar para superar a Donnarumma.

Movió el banquillo Luis Enrique para intentar tener más control con la entrada de Fabián Ruiz y más presencia ofensiva con las de Kang-In Lee y Gonzalo Ramos en ataque, pero volvió a ser el Milan el que gozó de otra ocasión clara, esta vez con un disparo de falta de Theo Hernández que sacó Donnarumma con una gran parada.

Mejoró el PSG ante el conformismo del Milan, más cuidadoso y selectivo en sus movimientos, pero un cerrojo en área propia que impidió sacar a relucir la magia de las estrellas parisinas. Solo Kang-In Lee puso en aprietos a Maignan y a la zaga local con un disparo al palo en los últimos compases.

Mantuvo el cerrojo el Milan y se llevó los tres puntos para colocarse tercero con 5 puntos, a solo uno del PSG, segundo, y a 2 del Dormunt, líder tras su victoria ante el Newcastle, colista con 4 unidades en uno de los grupos más igualados de la competición.