El Pibe en pulso

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¡Aguas con las boxeadoras!

Eso de que te enchuequen la nariz y que te pongan las orejas como coliflor ha sido una constante en uno de los deportes más violentos, el boxeo. Con el rostro desfigurado, sangrante, con la fuerza corpórea desgastada y las piernas flaqueantes, muchos púgiles bajan del ring con la esperanza rota y sus sueños frustrados porque no tuvieron los arrestos para derrotar al rival.

Un deporte rudo, sin duda, pero muy productivo para quienes llegan al estrellato universal cobijado por ofertas millonarias en dólares. Fama y lujos tras el intenso sacrificio de los entrenamientos. Horas y horas entregadas al gimnasio y a seguir el consejo de los manejadores que desde luego se llevan una gran tajada de las bolsas ganadas por sus pupilos.

Pero las lesiones, la frustración, el desencanto y el dolor de no escalar el privilegio de acceder a las comodidades que da la riqueza, en nada menguan la interminable fila de aspirantes a los campeonatos de las diferentes organizaciones internacionales de boxeo,

No importan los trágicos ejemplos de los pugilistas muertos sobre el ring, o los que no pudieron superar las lesiones sufridas durante una tórrida pelea. Más y más jóvenes se suman a las largas hileras de aspirantes a destacar en el boxeo y ¡quién lo dijera! ahora hasta las mujeres abrazan con entusiasmo la difícil disciplina del pugilato.

Rostros bellos de tez nacarina son expuestos a la desfiguración, pues las damas se entregan en cuerpo y alma a los belicosos encuentros sobre el cuadrilátero. Ellas tiran más golpes que los hombres y, por consecuencia, también los reciben a carretadas.

El pasado fin de semana se distinguió por el triunfo de dos compatriotas que salieron con el brazo en alto merced a su gran desempeño ante rivales de mucha peligrosidad. Una de ellas, Yazmín “Rusita” Rivas fue hasta el gallinero de la colombiana Liliana Palmera, para enfrentarle en una sesión de golpes pocas veces vista.

La mexicana supo imponer su poderío, al arrollar como una máquina de tirar golpes, a la sudamericana, para arrebatarle el cetro supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo. Un triunfo que enriquece el palmarés de la “Rusita” pues así logra su cuarto título mundial. Pocos hombres han conseguido tantos lauros como ella.

BUEN RESULTADO PARA LA “JOYA”
Por su parte Esmeralda Moreno enfrentó a una temible rival en Playa del Carmen, Quintana Roo, en un pleito en el cual estaba en juego su título mundial Minimosca. Yesenia Gómez era su contrincante y ¡vaya que el duelo estuvo de alarido!
La riña se alargó toda la ruta y las tarjetas de los jueces daban un salomónico empate, resultado que beneficiaba desde luego a la campeona de la división.

Sin embargo, el desnivel de los números era cuestionable, pues dos jueces fallaron 95-95 y el tercero vio ganar a la retadora y calificó 97 a 93 el pleito que él vio.

Así que el empate fue a favor de Esmeralda, quien así defendió bizarramente su corona. Ambas peleadoras terminaron con visibles huellas del combate en su rostro.
Mujeres deportistas en un difícil deporte que antes era exclusivo para el hombre, pero ¿en qué actividad, por más difícil que sea, están ausentes las mujeres? Hay damas futbolistas, luchadoras, exponentes de las artes marciales mixtas, escaladoras, dominadoras de los deportes de invierno, conductoras de monstruosos automotores, buceadoras, albañiles, policías y destacados miembros de las fuerzas armadas, gobernadoras y diputadas, senadoras y presidentes municipales, patinadoras de velocidad, saltadoras con pértiga y quién sabe cuántas actividades más que a veces ni imaginamos.

Si yo tuviera una esposa boxeadora, desde luego que trataría de llevar siempre en armonía la convivencia matrimonial, pues más vale una amigable sumisión que un enfrentamiento que pudiera llegar a las manos. ¿No lo cree usted así, amigo lector?
Así las cosas, hasta el martes próximo, D.M.