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La crisis del coronavirus no deja sector sin afectar y la industria de la vida nocturna no tiene más opción que acatar los cierres... salvo que monte un túnel de striptease sin bajar del auto y ofrezca cenas a domicilio con las bailarinas como mensajeras.
En Portland. Oregon, el Lucky Devil Lounge, un club nocturno, se reinventó durante el confinamiento. Sacó provecho de su limitada cocina para seguir abierto con la oferta de platos para llevar que son entregados por sus bailarinas de striptease. Las chicas también sirven pedidos a casa, con poca ropa pero infaltables guantes y cubrebocas.
Desde el 16 de marzo, el gobierno de Oregon decretó el cierre de bares y restaurantes al público por la pandemia. Al negocio sólo le quedaba cerrar y enviar a las chicas al desempleo o agarrarse de la entrega a domicilio de alimentos, ésta sí considerada "esencial". El dueño, Shon Boulden, bromeó en Twitter con la posibilidad de llevar cenas a domicilio con las bailarinas en topless. "El tuit se hizo viral y al día siguiente inauguraba un servicio denominado inicialmente como Boober Eats", cuenta Boulden, en picante referencia a "Uber Eats".
Los abogados de Uber exigieron a Boulden que detuviera su actividad porque consideró afectado su nombre y el empresario volvió al nombre del negocio original: Lucky Devil Eats.
Para quienes van por su cena al Lucky, se montó un espectacular drive-thru que funciona como los McAuto de McDonalds, aunque a un ritmo más lento de tránsito y el recorrido suficiente para apreciar a las chicas que entregan la cena y sus evoluciones en el tubo. Lo denominaron "Food to Go-Go". Espectáculo alucinante y comida para llevar sin bajar del coche. Los conductores dejan las propinas en unos cubos dispuestos al paso.
El éxito ha sido tal que la agencia Reuters, con su enfoque en finanzas y negocios, realizó un reportaje fotográfico amplio sobre la reinvención del club nocturno, que mantiene trabajado a su plantilla al 60 por ciento con este cambio de giro.