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“El mundo no debe olvidar o perdonar”

Ucranianos conmemoran el tercer aniversario de la tragedia de Mariúpol y exigen justicia

Por EFE

Marzo 17, 2025 03:00 a.m.

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Leópolis, Ucrania.- En el tercer aniversario del bombardeo del teatro de Mariúpol, los ucranianos lloran a las víctimas del asedio ruso e instan al mundo a no olvidar a la ciudad ocupada, a orillas del mar de Azov, y los crímenes que se han cometido allí.

Sobre el teatro, que cobijaba a cientos de civiles, cayeron dos poderosas bombas rusas el 16 de marzo de 2022, a pesar de que ante él estaba escrita en el suelo en grandes letras la palabra “DETI” (niños, en ruso), una petición de clemencia bien visible para los pilotos que bombardeaban la ciudad cercada.

Este domingo, miles de desplazados de Mariúpol y personas solidarias recrearon la inscripción en Leópolis (oeste) y en otras ciudades en Ucrania y en el extranjero, para expresar públicamente su indignación y realizar un llamamiento a la justicia.

“El mundo no debe olvidar o perdonar este horror”, dijo a EFE en Leópolis Valentina Boiko, presidenta de un centro local de apoyo a los desplazados de Mariúpol.

Boiko se encontraba acurrucada en el sótano de su bloque de viviendas en el momento en el que el cercano teatro fue arteramente bombardeado. En él se hallaban refugiadas cientos de familias que huían de las bombas rusas, en busca de seguridad. Nadie sabe exactamente cuántas personas murieron.

Las estimaciones más tempranas de las autoridades locales apuntan a varios cientos, aunque algunos supervivientes creen que el refugio antiaéreo del teatro salvó más vidas de lo que se pensaba inicialmente.

“No fue solamente el teatro”, dijo Boiko, con la voz tomada por la rabia. Bloques enteros con personas en el interior se hundieron bajo las bombas rusas o fueron desmantelados por los tanques en su avance durante los tres meses de asedio.

Una estimación conservadora del consejo municipal sitúa a las víctimas mortales del asedio en 22,000, aunque los investigadores dicen que para averiguar la cifra real sería necesario acceder a las fosas comunes en torno a la ciudad, en la que vivían 420,000 personas antes de la guerra.

Rusia ha levantado nuevos edificios para fingir normalidad, pero las ruinas chamuscadas y los solares vacíos donde antes había cientos de hogares son un testigo mudo del asedio, mientras que los habitantes, traumatizados, saben que incluso hablar en ucraniano puede llevarles a desaparecer.

Para los supervivientes como Alevtina Shvetsova, una periodista de Mariúpol, la vida todavía está completamente dividida en un antes y un después.

“Vivimos en tiempos terroríficos”, reflexionó Shvetsova.