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El papa navega por una Venecia “amenazada”

Francisco habla con artistas y reclusas detrás de espectáculo carcelario de Bienal

Por EFE

Abril 29, 2024 03:00 a.m.

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Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco viajó este domingo a Venecia, para visitar la propuesta vaticana en la Bienal de Arte, en una cárcel femenina, pero también para advertir de las amenazas que se ciernen sobre las aguas de llamada Ciudad de los Canales, como la crisis climática o el turismo de masa.

El pontífice, a sus 87 años, tomó el helicóptero para salir por primera vez de Roma este año y acudir a esta ciudad de canales y puentes, una meta poco cómoda en su situación, con unos problemas de movilidad que le obligan a usar a menudo la silla de ruedas.

No obstante, en apenas cinco horas visitó a las presas de la cárcel veneciana, se reunió con jóvenes, dio misa en la imponente plaza de San Marco y navegó a bordo de una lancha.

La primera etapa fue la penitenciaría femenina de la isla de la Giudecca, donde este año el Vaticano ha montado su pabellón para la 60ª Bienal de Arte con la colaboración de ochenta reclusas.

Francisco las visitó y saludo en el patio del centro: “Queridas hermanas, hoy todos saldremos más ricos de aquí. Puede que quien saldrá más enriquecido será yo”, dijo a las reas, emocionadas.

Acto seguido, Bergoglio acudió a la capilla de la prisión, donde la Santa Sede ha instalado su pabellón de la prestigiosa Bienal, el evento que cada dos años convierte en un enorme museo la ya de por si hermosa Venecia.

Después, Francisco, pese a sus problemas de movilidad, se montó en una lancha -adaptada a sus necesidades- y navegó las aguas venecianas para llegar a la iglesia de Santa María de La Salud, a la entrada del Gran Canal, dejando una de las imágenes de la jornada (aunque no montó en góndola como Benedicto XVI en 2011).

A las puertas del templo le esperaban cientos de jóvenes cantando y a quienes Francisco alentó a no vivir “sentados en el sofá”.

El último acto de Francisco en Venecia fue una misa ante unos 10.000 fieles en la imponente Plaza de San Marcos y en su homilía aprovechó para denunciar las “amenazas” que afectan a esta histórica ciudad, suscitando el aplauso de los presentes.

Entre los riesgos, apuntó al cambio climático, especialmente notorio en una urbe construida sobre el agua y repleta de un frágil e incontable patrimonio, pero también la gestión del turismo de masas que abarrota cada día sus calles y vacía sus hogares.