Crisis en Acapulco por falta de agua y alimentos tras Otis

BRUSELAS, Bélgica, noviembre 1 (EL UNIVERSAL).- Acapulco podría enfrentar una crisis si no se atienden las necesidades básicas de los damnificados.

El desabasto de alimentos y agua potable, desafíos existenciales que enfrentan miles de habitantes de la costa debido al paso del huracán "Otis", son detonantes de conflictos.

La alerta aparece en el Reporte de Riesgo Ecológico 2023 publicado este miércoles por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) con sede en Sidney y oficina en Bruselas. El informe examina el deterioro medioambiental y las implicaciones para la seguridad en 221 países y territorios.

La investigación presentada en un foro virtual por Steve Killelea, presidente ejecutivo de IEP, sostiene que el aumento de la inseguridad alimentaria incrementa el riesgo de conflicto en un 36%, mientras que la escasez de agua potable aumenta el peligro en un 18%.

La exposición a fenómenos naturales extremos, como tsunamis, terremotos, huracanes, inundaciones, sequías e incendios, también incrementa la probabilidad de que surjan conflictos en un 18%.

Las estimaciones se basan en una medida de riesgo compuesta por múltiples indicadores y tomando en consideración un cambio de puntuación equivalente al 25% en el territorio en cuestión.

"Las amenazas ecológicas aumentan el riesgo de conflicto, tanto en la actualidad como en el futuro", indica el documento.

"El riesgo de conflicto es mayor en áreas con una historia de conflicto, falta de capacidad de recuperación e instituciones débiles", puntualiza.

Según el estudio, en la actualidad casi 4 mil millones de personas viven en zonas con alta o grave inseguridad alimentaria, la mayoría de ellas en países de África Subsahariana. La situación se ha agravado debido a los efectos del cambio climático, el aumento de precios como resultado de la pandemia, la crisis en la cadena de suministro y el conflicto iniciado por Rusia en Ucrania, que se encuentra un 33% por encima de los niveles de 2016. El IEP estima que la población en riesgo podría aumentar a 5 mil millones para 2050.

El acceso a los recursos hídricos también empeora. Aproximadamente dos mil millones de personas en el mundo no tienen garantizado el acceso a agua potable y 77 países enfrentan niveles de riesgo alto o grave. Además de África subsahariana, la presión por este recurso vital aumenta en Oriente Medio, el Norte de África, Rusia y Eurasia.

La probabilidad de que las personas se enfrenten a catástrofes naturales está en aumento. Se estima que más de mil 800 millones de personas viven en zonas muy expuestas a catástrofes naturales y existe la probabilidad de que más del 5% de la población mundial se enfrente a una catástrofe natural devastadora.

El documento advierte que si la comunidad internacional continúa actuando como hasta ahora, sin una acción concertada, los niveles de degradación ecológica empeorarán sustancialmente, intensificando los problemas sociales existentes, como la migración y el desplazamiento forzado. En la actualidad, más de 108 millones de personas han abandonado sus hogares de manera involuntaria.

El think tank sostiene que es probable que una gran mayoría de los desplazados acabe en ciudades, algunas de las cuales ya tienen problemas de infraestructura, urbanización, escolarización, empleo y servicios.

El documento hace referencia a la Ciudad de México, la quinta más poblada, con 20 millones de habitantes y se espera que aumente a 24 millones para 2030.

Indica que el mayor desafío de la megaciudad es el agua y su hundimiento, provocado por la extracción subterránea y la formación de vastas cavidades. Esto está provocando que algunas zonas de la ciudad se hundan a un ritmo de 50 cm al año.

"La gestión inadecuada, junto con la falta de infraestructura para recolectar aguas pluviales, ha provocado importantes pérdidas de agua por fugas, así como la mezcla de agua dulce con aguas residuales. Como resultado, uno de cada cinco habitantes solo tiene acceso al agua del grifo durante unas pocas horas al día".

El instituto advierte que la creciente presión sobre los recursos de las ciudades probablemente conducirá a un aumento de la contaminación, los disturbios urbanos y los asentamientos informales.

Más del 60% de los refugiados y el 80% de los desplazados internos viven en ciudades. Se espera que la proporción de la población mundial que vive en zonas urbanas aumente del 54% al 70% para 2050.