Basureros a cielo abierto, un riesgo
Los tiraderos en Edoméx y CDMX, focos de contaminación
Cuautitlán Izcalli, Méx.- Los tiraderos ubicados en el Estado de México, que reciben los residuos de municipios mexiquenses y de la CDMX, se han convertido en polos generadores de enfermedades, sin que autoridades pongan atención a su operación, según señalan vecinos que viven en sus alrededores.
El negocio que significa la basura ha impedido que las autoridades tomen en serio la posibilidad de clausurar el tiradero a cielo abierto Bicentenario de la Independencia, de la empresa Tersa del Golfo, aun cuando se han reportado enfermedades respiratorias, irritación en los ojos, malos olores, erupciones en la piel, contaminación por lixiviados y malas condiciones de las calles, derivado de la operación del basurero, señalaron habitantes de la colonia Lomas del Rosario y Lomas de Cuautitlán.
“Yo no tenía asma ni problemas de vías respiratorias. Yo vengo de la Ciudad de México, luego nos venimos para acá y al principio no era tanto, pero todo el desperdicio, toda la basura que llega de la Ciudad para acá, pues sí nos afecta. En la noche se percibe mucho un aroma, es muy penetrante”, dijo Rosaura Martínez, vecina de Lomas del Rosario.
En la entrada hacia el basurero, en la calle Camino a La Presa, se ven pepenadores y camiones recolectores de servicio privado, separando las botellas de PET y aparatos electrónicos, los cuales después venden por kilo o si las piezas de pantallas, estéreosy otros dispositivos llegan a funcionar son usados para refacciones.
“Sé que hay mucha gente que vive del basurero, que son pepenadores, pero ya es una problemática y nunca lo han cerrado, como es un negocio que reditúa, pues no lo hacen, por eso terminan afectando a terceros”, afirmó María Hernández, habitante de Lomas de Cuautitlán. Este fraccionamiento aledaño al basurero, localizado a unos tres kilómetros y cuyos vecinos también afirman padecer de la contaminación que genera el tiradero Bicentenario de la Independencia, creado en 2010 como alternativa ante el cierre del basurero municipal de Huilango.
Los pobladores a pesar de los malos olores caminan por las calles de terracería sin ningún tipo de protección en nariz y boca. Salen a trabajar, a la escuela o a comprar en los negocios establecidos en la zona; otros se han adaptado al negocio de la recolección de basura, generando así el dinero que les permite subsistir, como el caso de un pepenador que solicitó mantener su nombre privado para que no le nieguen el acceso al tiradero.