De los altares de muerto más peculiares del país, los de Yucatán

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El Día de Muertos es una celebración mexicana ancestral que ha llamado la atención del mundo entero, y uno de sus principales elementos es el altar de muertos, tan variados a lo largo del país, pero uno de los más particulares es el que se monta en casas y calles de Yucatán.

Este altar se destaca principalmente porque, a diferencia de los que se pueden apreciar en el centro de México, no se adorna con cempasúchil, la inconfundible flor de muertos, y tiene como principal influencia la cultura maya, por lo que los altares se diseñan en función de su cosmogonía prehispánica.

Todos los altares de Yucatán están compuestos por tres niveles: el más alto representa el espacio superior o divinidad; el de en medio, la tierra, y el de abajo el inframundo.

“En la cosmogonía maya, la ceiba es el árbol sagrado; las ramas representan lo superior; el tronco, este mundo, y las raíces, el inframundo, y esto se refleja en los altares”, explicó José Luis Mapen, director de Turismo de Izamal.

Los tres niveles, a diferencia de los altares más conocidos, se tapizan con hoja de plátano y no con manteles; en la parte superior se coloca una cruz verde, color que representa la vida, y en los niveles medio e inferior comida que gustaba al fallecido. Al pie del altar se acomodan velas que indican a las ánimas el camino de entrada y una cruz de cal o ceniza.

“Entre la comida más típica en los altares yucatecos destaca la cochinita pibil y el pib, el cual se hace especialmente para estas fechas porque es un alimento seco que no se le derrama al ánima que visita el altar; esa es la creencia”, relató el funcionario.

Los alimentos son ofrecidos en jícaras, y también se distribuye pan de muerto, frutas de temporada como limón, mandarina y naranja, además de una ensalada llamada "xek", que significa revoltijo. El agua se coloca como símbolo de la vida.

Otra peculiaridad de las ofrendas yucatecas es que se mantienen expuestas durante todo el mes. “Aquí tenemos la creencia de que nuestros difuntos permanecen todo el mes, por eso no se pone ningún adorno navideño hasta que acabe noviembre, para que no se espanten nuestras visitas”, refiró.

En los hogares de Yucatán suele haber un espacio especial para los santos y es allí mismo donde se colocan los altares, algunos incluso hacen una casa de paja para resguardar su ofrenda.