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En Guachochi reconstruyen su iglesia baleada

Enfrentamiento entre bandas rivales alcanzó al templo ubicado en la Sierra Tarahumara

Por El Universal

Abril 14, 2024 03:00 a.m.

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Ciudad Juárez, Chih.- En junio de 2023, la fachada de la iglesia de la comunidad de Santa Anita, que está dentro del municipio de Guachochi, en la Sierra Tarahumara del estado de Chihuahua, quedó cubierta de orificios a consecuencia de disparos de arma de fuego, luego de un enfrentamiento entre bandas rivales del crimen organizado.

A 10 meses de ese hecho, la iglesia, los habitantes de la región y el gobierno trabajan en recuperar, no sólo la fachada de la iglesia, sino también el tejido social, pues a raíz de la violencia que se registra en la zona desde hace años, decenas de personas abandonaron su hogar por miedo a ser víctimas.

Enrique Urzúa, sacerdote en la Catedral de Guachochi y encargado de la capilla de Santa Anita, cuenta en entrevista con El Universal que tanto la comunidad mestiza como la indígena trabajan actualmente en construir un mejor espacio para los habitantes de la región, sobre todo para los jóvenes y niños.

De acuerdo con lo que explica el sacerdote, desde antes del atentado afuera de la parroquia ya se estaba trabajando en mejorar la situación en esa región, donde la mayoría de su población es indígena.

“Ya teníamos un tiempecito trabajando en este aspecto, pero pues bueno, salieron tiempos difíciles, de mucha violencia, de mucha presencia de grupos armados y en ese contexto, pues se da este acontecimiento de esta balacera ahí en la iglesia de Santa Anita y con ello pues toda la destrucción del templo y no solamente la destrucción del templo, sino también de la comunidad, porque pues también mucha gente tuvo que salir de ahí, tuvo que emigrar de ahí y hasta la fecha hay gente que aún no regresa porque tiene temor”, comenta el sacerdote.

A 10 meses de ese atentado donde se dejó un cuerpo decapitado y se aseguraron más de 700 casquillos percutidos de diversos calibres alrededor de la parroquia, la comunidad sigue afectada y con miedo a hablar de los hechos e incluso a regresar a sus casas.

“En este trabajo por la paz, que ahora es nacional. De hecho, la muerte de los padres jesuitas Joaquín y Javier [en Cerocahui, Chihuahua], pues ha impulsado o impulsaron a la Iglesia nacional, a la Iglesia de México, a trabajar en la reconstrucción del tejido social y se han dado lo que ahora llamamos Diálogos por la Paz”, relata.