Intensificación de búsqueda de cocodrilo en Laguna La Piedad
Participación de autoridades en operativo para capturar cocodrilo
La búsqueda de al menos un cocodrilo que ha sido visto en la Laguna La Piedad se intensificó este lunes con la participación la Unidad de Bienestar Animal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, con Protección Civil y Bomberos así como Medio Ambiente y la Comisaría de Seguridad Ciudadana de Cuautitlán Izcalli.
La presencia de un cocodrilo en la Laguna La Piedad, que es un área natural importante que debe ser protegida, ha sido una especie de "leyenda urbana", de la que se comprobó su existencia e incluso se maneja la hipótesis que podrían ser dos y hasta tres lagartos, luego de que este animal o animales han salido y ha sido captado en imágenes.
El cocodrilo ha salido a caminar a la ribera de La Piedad, se asolea sobre un toldo blanco que sobresale en el agua, además de que ha sido captado nadando con el sobrevuelo de drones. Incluso este lunes le pusieron pollos como "carnada" para poder capturarlo, pero el reptil es huidizo.
Por ello autoridades de Cuautitlán Izcalli, a través de la Dirección de Sustentabilidad y Medio Ambiente, reiteraron el llamado a la Dirección General de Vida Silvestre de la Semarnat para mantener la revisión de la laguna y en su caso, la captura del reptil, que cuenta con un estatus de protección en la Nom-059-SEMARNAT-2010, con los protocolos correspondientes.
Este lunes llegaron a la Laguna La Piedad personal de la Profepa de la Unidad de Bienestar Animal quienes desde el viernes y el sábado han realizado trabajos conjuntos con Protección Civil y bomberos de Cuautitlán Izcalli a fin de ubicar y rescatar o capturar al cocodrilo.
Trabajo que no ha sido fácil porque los cocodrilos son animales muy hábiles en un ambiente acuático como lo es esta Laguna, que además contiene agua turbia.
Cabe recordar que La Piedad tiene una extensión de 39 hectáreas, con una capacidad de almacenamiento de 0.8 millones de metros cúbicos (Mm³) y un polígono de influencia de 208 hectáreas de tierras ejidales no urbanizadas, cuyo ordenamiento las define como una franja natural no protegida y agrícola que enfrenta fuertes presiones inmobiliarias, de acuerdo con expertos del Área de Investigación en Crecimiento y Medio Ambiente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
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