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Los padres migrantes, dispuestos a dar la vida

Miles intentan alcanzar el sueño americano para dar una mejor calidad de vida a sus hijos

Por El Universal

Junio 16, 2024 03:00 a.m.

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Reynosa, Tamps.- Ser padre migrante implica dolor, sacrificio y en la mayoría de las ocasiones muerte. Esto lo tiene claro el pequeño Yamil, un salvadoreño de apenas cinco años de edad, quien perdió a su padre cuando intentaba llegar a Estados Unidos.

Y en esto también coinciden Marco Antonio, Marvin y Walter, padres de familia que decidieron abandonar sus países de origen para alcanzar el sueño americano y darles una mejor calidad de vida a sus hijos.

Yamil es un remolino que recorre la casa Senda de Vida en Reynosa, Tamaulipas, donde vive temporalmente al lado de su madre.

Este pequeño cuenta que su padre salió de El Salvador para llegar a Estados Unidos y en el camino lo mataron, por lo que no celebrará el próximo 16 de junio.

“Me lo mataron, ¿verdad mamá?, en México. Él estaba con mi tío, pero sólo a él lo mataron”, dice Yamil mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

Marco Antonio Ama, originario de El Salvador, extrañará los abrazos de sus hijos y la celebración familiar, pero dice que su mejor regalo es saber que ellos están a salvo en su hogar.

Marco Antonio decidió salir de El Salvador solo, pues asegura que no quiso exponer a sus hijos al peligro y carencias a los que se enfrentaría en el viaje.

“Este es el primer Día del Padre que no estaré con mis hijos, en mi país se celebra el mismo día que en México y festejamos igual pero ahora voy a estar solo, voy a extrañar los abrazos y el cariño de mi familia”, relata.

Comenta que sus hijos, Marcos Isaac, de 14 años, y Alison Odalis, de 18, se quedaron con su madre en El Salvador y a diario le llaman para pedirle que se cuide y que regrese pronto.

“Todos los sacrificios valen la pena para que nuestros hijos estén mejor, pero, al menos en mi caso, nunca pensé en traerlos conmigo por los peligros que enfrentamos en el camino. Nunca podría arriesgar la vida de mis hijos”, sostiene.

Desde que Marvin Ulises Chávez salió de El Salvador con su esposa y su hija Marilyn Sofía, de 13 años, se convirtió en padre vigilante.

“Todo nuestro mundo ha cambiado, salimos con miedo porque se cuentan muchos peligros y es verdad. Nos asaltaron, nos quitaron todo lo que teníamos, pero lo que más me importaba era mi familia, sobre todo mi hija porque es pequeña”.

Dice que aunque no tendrá regalos, celebración o una cena especial, considera que este será el mejor Día del Padre que pasará en Reynosa.