Vacaciones y retrasos en el AIFA

CIUDAD DE MÉXICO, 28 de marzo (EL UNIVERSAL).- Despertándose de una siesta intranquila en una mesa de una cafetería en el casi vacío Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la señora Rosario y su familia esperan para volar a Tijuana, donde pasarán la Semana Santa.

Con su equipaje apilado cerca mientras beben café y comen galletas, la señora, originaria de la Ciudad de México, relata que, a pesar del retraso de cuatro horas en su vuelo con Mexicana de Aviación, ella, sus dos hijos y uno de sus nietos mantienen la calma.

Los cuatro pasajeros fueron de los pocos que optaron por este aeropuerto, que en la fría y neblinosa mañana del Jueves Santo lucía semivacío.

"Hubo un retraso, creo que por la neblina, se nos retrasó el vuelo por 4 horas, salíamos a las 8 de la mañana y nos lo pasaron a las doce, pero está tranquilo, no hay aglomeraciones ni mucha gente", narró la señora Rosario, de la alcaldía Álvaro Obregón, quien llegó a la terminal aérea en taxi desde esa demarcación en menos de cuarenta y cinco minutos.

Arantxa y Miguel, dos enamorados que también viajarían en la Aerolínea del Estado Mexicano, pero hacia Mérida para disfrutar sus vacaciones en la Riviera Maya, recorrieron los pasillos relucientes y se tomaron fotos frente a la torre de control que, a sus espaldas, se despedía de los últimos rastros de la neblina para regalarles una postal con un cielo completamente azul en una mañana apacible en las inmediaciones de una de las obras insignia del obradorato.

"No hay gente, está muy tranquilo. Las instalaciones están impecables, nosotros no habíamos volado por aquí […] hasta en el trayecto: vivimos en el Centro (de la Ciudad de México) y nos aventamos menos de una hora, todo bien", dijo la joven Arantxa.

Los módulos para documentar equipaje de las distintas aerolíneas que operan en la terminal aérea se vieron vacíos, a excepción de la línea aérea que el Gobierno rescató tras desembolsar 816 millones de pesos, misma que después de trece años volvió a surcar los cielos en diciembre pasado.

Los comercios, como tiendas de conveniencia, restaurantes y tiendas de souvenirs, esporádicamente recibían clientes. Mientras tanto, las personas que aguardaban pendientes de las pantallas el anuncio para abordar, reían, platicaban e, incluso, aprovechaban para dormir.

En contraste, para las 11:00 horas, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), cientos de personas esperaban para hacer válido su pasaje y salir de la ciudad a disfrutar del asueto de Semana Santa 2024, entre bullicio, restaurantes repletos y un ir y venir constante de maletas y pasajeros, aguardaban para ingresar a los filtros que los llevarían a las salas de abordaje.