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NUESTROS INCOMPRENDIDOS ÁRBOLES URBANOS

Por Christian González Del Carpio.

Julio 21, 2025 03:00 a.m.

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NUESTROS INCOMPRENDIDOS ÁRBOLES URBANOS

La semana pasada se celebró en SLP: El Foro Internacional Ciudad Árbol: “Los bosques y arboles urbanos como un Derecho Humano”. Por el Ayuntamiento y la Arbor Day Foundation. Reuniendo expertos sobre arboricultura urbana de América y Europa. 

Sabemos que todo árbol proporciona múltiples beneficios: oxigeno, sombra, cortina amortiguadora del viento, polvo, ruido, fijador de suelos, barrera de avenidas de agua de lluvia, además de ser refugios para las aves… sin embargo, durante la historia de la Ciudad hemos tenido una relación ambigua con nuestros árboles y ecología. Desde su fundación en el siglo XVI en SLP. Se cortaban los bosques de encino y mezquites, para leña, construcción, etc. al punto de deforestar las sierras vecinas. A principios del siglo pasado, ya se tenían plazas y parques cómo La Alameda, Plaza Fundadores, Juan H. Sánchez (Morales) y en las lagunas del área que sería el Tangamanga 1, habitaban especies de aves acuáticas, muchas migratorias, un espectáculo natural que alegraba el día mientras los pájaros controlaban los insectos. 

En los camellones y calles de nuestra creciente urbe se empezaron a plantar álamos, ficus, jacarandas, eucaliptos y casuarinas. Y en los 50´s y 60´s la industrialización y la migración del campo a la ciudad, propiciaron un desarrollo urbano muy acelerado, sin planificación adecuada. Se construía sobre los terrenos agrícolas o incluso áreas arboladas. Las últimas décadas ocurrió un rechazo a la naturaleza, se priorizo el cemento y asfalto como símbolo de modernidad; jardines y árboles se recortaban al máximo; era la naturaleza bajo control absoluto. Camionetas particulares ofrecían podas a jardines y árboles en banquetas, que terminaban destrozados. Empezó una poda a machetazos, sin importar los nidos y las aves a quienes se les mataba como si fueran una plaga. (Hasta el día de hoy se venden resorteras en tianguis y mercados, sin ninguna prohibición, pese a las leyes).    

Los troncos y ramas resultantes de estas podas y talas se vendían por particulares, clandestinamente a pollerías y ladrilleras; o peor aún se enterraban y su descomposición anaeróbica (sin oxígeno) producía un líquido morado llamado lixiviado, agudo contaminante del agua subterránea. Entrevistamos al Ing. Agrónomo Víctor Velazco López. Especialista y asesor en silvicultura para desarrollos urbanos; presidente de la Asociación Mexicana de Arboricultura y miembro de la Sociedad Internacional de Arboricultura. Nos comenta que: “El mantenimiento de árboles en una ciudad debe ser protegerlos, no aprovechar su madera, ni talarlos innecesariamente” “Una vez plantado, cada arbolito debe adaptarse o morir... Necesitamos conocer el ambiente en cada lugar a forestar y escoger la especie adecuada de árbol. La poda, no debe notarse manteniendo la forma natural de la especie, sin lesionar al árbol ni romper su dignidad”. Podemos consultar conceptos de arboricultura y ver ejemplos en: Arboricultura.mx 

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Al final se estableció un decálogo de acciones a implementar y ejecutar por las instituciones relacionadas, el cual fue firmado por el alcalde y autoridades municipales responsables del mantenimiento de las áreas verdes de la Ciudad.

El decálogo para el cuidado de nuestros arboles urbanos, podría resumirse así:  

.- Toda persona tiene derecho de disfrutar del arbolado o bosque urbano. 

.- Toda planeación de infraestructura debe contemplar al arbolado y cubierta vegetal. 

.- Es prioridad proteger a los árboles maduros y evitar podas innecesarias. 

.- Los ciudadanos tienen derecho a participar activamente en las decisiones sobre el 

arbolado de su comunidad. 

.- Debe mantenerse al día un censo público del arbolado urbano. 

.- Es necesario promover experiencias formativas en la niñez, generando conciencia de protección para los árboles y la naturaleza. 

.- La normatividad debe tener en cuenta 

el valor ecológico del arbolado y definir 

responsabilidades.  

.- Se debe mantener la inversión pública para la protección y mantenimiento del arbolado. 

.- Todo proyecto de infraestructura urbana debe considerar a los árboles en su diseño. 

.- Es un derecho humano (y un deber) formar y tener una visión de respeto hacia los árboles. 

Es indudable que todos queremos una Ciudad con naturaleza para nuestros hijos; las autoridades están conscientes de ello. Sin embargo, debemos cristalizar los discursos en acciones; garantizando que los trabajadores y supervisores de las cuadrillas de mantenimiento urbano, efectivamente cambien sus terribles prácticas de poda y tala que terminan matando a los árboles, como lo atestiguan los muchos tocones en camellones, calles y plazas. Ante estos derribos, a veces realmente injustificados, han resultado conflictos con los vecinos de la comunidad. 

? La Plaza Fundadores. 

A principios del siglo pasado, era un fresco parque arbolado, donde anidaban aves canoras, hoy se encuentra cubierta de cemento. 

? Plaza Fundadores: 

Sus últimos y majestuosos Laureles de la India, fueron talados con motosierras y sus ramas caían con nidos y polluelos. Alguien dio esa orden para dar “lucimiento” a los edificios.     

? Particulares sin logotipo, licencia ni identificación, realizan costosas podas a domicilios, que terminan matando a los árboles.

La semana pasada se celebró en SLP: El Foro Internacional Ciudad Árbol: “Los bosques y arboles urbanos como un Derecho Humano”. Por el Ayuntamiento y la Arbor Day Foundation. Reuniendo expertos sobre arboricultura urbana de América y Europa. 

Sabemos que todo árbol proporciona múltiples beneficios: oxigeno, sombra, cortina amortiguadora del viento, polvo, ruido, fijador de suelos, barrera de avenidas de agua de lluvia, además de ser refugios para las aves… sin embargo, durante la historia de la Ciudad hemos tenido una relación ambigua con nuestros árboles y ecología. Desde su fundación en el siglo XVI en SLP. Se cortaban los bosques de encino y mezquites, para leña, construcción, etc. al punto de deforestar las sierras vecinas. A principios del siglo pasado, ya se tenían plazas y parques cómo La Alameda, Plaza Fundadores, Juan H. Sánchez (Morales) y en las lagunas del área que sería el Tangamanga 1, habitaban especies de aves acuáticas, muchas migratorias, un espectáculo natural que alegraba el día mientras los pájaros controlaban los insectos. 

En los camellones y calles de nuestra creciente urbe se empezaron a plantar álamos, ficus, jacarandas, eucaliptos y casuarinas. Y en los 50´s y 60´s la industrialización y la migración del campo a la ciudad, propiciaron un desarrollo urbano muy acelerado, sin planificación adecuada. Se construía sobre los terrenos agrícolas o incluso áreas arboladas. Las últimas décadas ocurrió un rechazo a la naturaleza, se priorizo el cemento y asfalto como símbolo de modernidad; jardines y árboles se recortaban al máximo; era la naturaleza bajo control absoluto. Camionetas particulares ofrecían podas a jardines y árboles en banquetas, que terminaban destrozados. Empezó una poda a machetazos, sin importar los nidos y las aves a quienes se les mataba como si fueran una plaga. (Hasta el día de hoy se venden resorteras en tianguis y mercados, sin ninguna prohibición, pese a las leyes).    

Los troncos y ramas resultantes de estas podas y talas se vendían por particulares, clandestinamente a pollerías y ladrilleras; o peor aún se enterraban y su descomposición anaeróbica (sin oxígeno) producía un líquido morado llamado lixiviado, agudo contaminante del agua subterránea. Entrevistamos al Ing. Agrónomo Víctor Velazco López. Especialista y asesor en silvicultura para desarrollos urbanos; presidente de la Asociación Mexicana de Arboricultura y miembro de la Sociedad Internacional de Arboricultura. Nos comenta que: “El mantenimiento de árboles en una ciudad debe ser protegerlos, no aprovechar su madera, ni talarlos innecesariamente” “Una vez plantado, cada arbolito debe adaptarse o morir... Necesitamos conocer el ambiente en cada lugar a forestar y escoger la especie adecuada de árbol. La poda, no debe notarse manteniendo la forma natural de la especie, sin lesionar al árbol ni romper su dignidad”. Podemos consultar conceptos de arboricultura y ver ejemplos en: Arboricultura.mx 

Al final se estableció un decálogo de acciones a implementar y ejecutar por las instituciones relacionadas, el cual fue firmado por el alcalde y autoridades municipales responsables del mantenimiento de las áreas verdes de la Ciudad.

El decálogo para el cuidado de nuestros arboles urbanos, podría resumirse así:  

.- Toda persona tiene derecho de disfrutar del arbolado o bosque urbano. 

.- Toda planeación de infraestructura debe contemplar al arbolado y cubierta vegetal. 

.- Es prioridad proteger a los árboles maduros y evitar podas innecesarias. 

.- Los ciudadanos tienen derecho a participar activamente en las decisiones sobre el 

arbolado de su comunidad. 

.- Debe mantenerse al día un censo público del arbolado urbano. 

.- Es necesario promover experiencias formativas en la niñez, generando conciencia de protección para los árboles y la naturaleza. 

.- La normatividad debe tener en cuenta 

el valor ecológico del arbolado y definir 

responsabilidades.  

.- Se debe mantener la inversión pública para la protección y mantenimiento del arbolado. 

.- Todo proyecto de infraestructura urbana debe considerar a los árboles en su diseño. 

.- Es un derecho humano (y un deber) formar y tener una visión de respeto hacia los árboles. 

Es indudable que todos queremos una Ciudad con naturaleza para nuestros hijos; las autoridades están conscientes de ello. Sin embargo, debemos cristalizar los discursos en acciones; garantizando que los trabajadores y supervisores de las cuadrillas de mantenimiento urbano, efectivamente cambien sus terribles prácticas de poda y tala que terminan matando a los árboles, como lo atestiguan los muchos tocones en camellones, calles y plazas. Ante estos derribos, a veces realmente injustificados, han resultado conflictos con los vecinos de la comunidad.