A cinco años de la pandemia
El 28 de febrero de 2020 se confirmó en México el primer caso de la COVID-19, la enfermedad causada por el SARS-Cov-2, en un masculino que estuvo en Italia. El 12 de marzo se detectó el primer caso en San Luis Potosí, en una mujer de cincuenta y tantos que pasó unos días de vacaciones en el extranjero (sí, Italia) y diez días después ya había más de 200.
La primera muerte en SLP fue el 25 de marzo. Desde entonces, más de 253 mil contagios y 7 mil 700 muertes tan solo en territorio potosino. Las campañas y el cambio de gobierno se dieron durante la pandemia y la “vuelta a la normalidad”.
¿Alguien se acuerda de Susana Distancia o del semáforo verde que parecía amarillo pero era rojo? Ya casi ni en los hospitales se usa la mascarilla. ¿En qué cambió el sistema de salud pública? Anécdotas hay muchas, como el de un potosino que fue a la farmacia y luego de que tosió se lo llevaron casi secuestrado en ambulancia, siendo liberado horas después. Una vez iba yo muy campante por la calle cuando de frente me topé a la parte trasera de una ambulancia, a la que estaban subiendo una camilla con alguien tose y tose.
Sirva esta columna para convocar a quien guste enviar su testimonio de una a dos cuartillas sobre cómo vivió o sobrevivió a la pandemia, sus costos físicos, laborales o emocionales. Podemos hacer un blog o un libro, pero siempre es importante sacar las emociones por medio de la escritura, del arte en general.
Ese año, 2020, yo tenía dinero y dos libros en proceso editorial. Me fui, solo y mi alma, a la Feria de Minería, a las exposiciones de Giger y Van Gogh y al Vive Latino en la Ciudad de México, cuando ya andaba en el aire la posibilidad de ponernos en cuarentena. Muchos me aconsejaron no ir, pero sabía que podía ser la última escapada en mucho tiempo. A pesar de los rumores no hubo contagio en el festival musical, y de regreso me mantuve a sana distancia de mis padres y fui con mascarilla industrial a varios eventos. Poco a poco se fueron suspendiendo actividades y el 16 de marzo se anunció el cese de actividades masivas, como la Procesión del Silencio y la Feria Nacional Potosina. Quienes pudieron se guardaron en casa y empezó el auge del “trabajo a distancia” y las “clases virtuales”. Al fin rata de biblioteca, yo casi no salí de casa sino para hacer compras y a caminar por las calles vacías, pero a muchos les afectó mucho no hacer vida social. Queda el recuerdo de las palanganas para desinfectar zapatos, el video de los enterradores bailarines de Ghana y miles de memes.
En 2021 se aplicaron las primeras dosis de vacuna contra COVID-19 en México. Las defunciones se detuvieron, al menos en apariencia, pues la enfermedad se hizo endémica y convive en armonía con la gripe, la influenza, la malaria y todas sus primas.
Hoy se sabe que la COVID-19 afecta a largo plazo y se habla de Covid persistente o Pos-Covid-19 (long Covid). El fundador del Colectivo Covid Persistente México Comunidad Solidaria, César Medina dice en entrevista a Meteorred: “No se sabe cuántos y quienes sufren de Long Covid, que para muchos ha sido un infierno […] el Gobierno de México y las instituciones de salud pública no han reconocido al Long Covid como una enfermedad, como lo han hecho Estados Unidos y muchos países europeos donde sí se tiene estadística”.
Hoy se sabe que sí, el virus surgió de los laboratorios de Wuhan, China, pero se desconoce si salió con intención o por descuido. Se sabe que muchos empresarios y políticos sabían que podía ocurrir una pandemia, pero decidieron no invertir en equipo. David Quammen, autor de la novela Contagio (2011) dijo al diario El País: «los políticos se decían: no gastaré el dinero por algo que quizá no ocurra bajo mi mandato».
Puede haber otra pandemia, y no se ve que los gobiernos se preparen, pero aparte tenemos un rico menú de peligros y riesgos. Si antes fue el asbesto, hoy se han detectado microplásticos en aves y personas, específicamente en el cerebro. Los componentes químicos de algunos alimentos se muestran (si bien nos va) en letras microscópicas. Mucha del agua de SLP tiene fluor y arsénico en grados importantes. Aunque la calidad del aire sea mala o muy mala no se toman medidas para proteger a la población y el parque vehicular aumenta día a día.
Y además hay otros virus y parásitos que Dios guarde la hora. Igual, con higiene y distancia a veces la libramos, pero algunos hasta quieren renombrar golfos y franjas. Aquí seguimos mientras el destino no nos alcance.
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