Aún no entiende: son las mujeres contra la impunidad

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La indignación de las mujeres es precisamente, por la impunidad. Es por el dolor de haber sido víctimas de la violencia en su propia persona o en la de sus seres queridos o en la persona de conciudadanas que aún sin conocerlas, afecta y lastima a todas, y observar que los violentos quedan sin castigo. Es el mensaje presidencial de que hay que respetarlos y ofrecerles abrazos, en lugar de aplicarles la Ley con rigor, lo que enerva el ánimo, es lo que indigna a millones de mujeres en todo el país. Es la sensación de peligro y el sentimiento de temor de ser víctimas de la violencia en cualquier momento y en cualquier lugar. Es la clara percepción de que la violencia y la inseguridad siguen en aumento constante, lo que unifica a todas las mujeres del país, sin distingo de clases sociales que ven cómo, el principal responsable de la seguridad de todos los habitantes, mujeres y hombres, por igual, permanece impasible, autocomplaciente, satisfecho de sí mismo, pretendiendo que “él no es igual”. De que los culpables “siempre son otros”, los conservadores. Sólo él es veraz, los otros son los falsos. Sólo él y los que le aplauden son buenos, los demás son malos. Maniqueísmo puro. Tal vez cierto tipo de psicosis o fobia enfermiza.

La indignación de las mujeres, su muy justa indignación, tiene como referencia no solo la impunidad, madre de la corrupción, sino la terrible angustia de ver a su hijo o hija sin los medicamentos que estaban recibiendo hasta hace poco, contra el cáncer, que hoy se les niega o se les regatea. Se sustenta también en las descabelladas medidas, como la cancelación de las estancias infantiles,   gran apoyo para poder salir a ganar el sustento diario de una familia sin el padre protector. El sentimiento femenino intuye, sabe, que en efecto, la corrupción es responsabilidad del conjunto social, en cambio, la impunidad es responsabilidad exclusiva de quien tiene la autoridad en el momento presente, de quien ostenta el poder, de quien tiene la obligación forzosa de brindar seguridad, de aplicar la Ley. Ese gobernante, sea quien sea, si es indiferente al dolor que produce, si no cumple su deber de aplicar la Ley, se vuelve necesariamente, cómplice. Se hace copartícipe. 

Si el titular actual del Poder Ejecutivo de la Nación, mañosamente, puede culpar a otros de la corrupción e inseguridad en el país, no puede bajo ningún concepto eludir su responsabilidad de combatir la impunidad. ¿Cómo? Aplicando la Ley. Nada más. Con rigor, con energía y con espíritu de impartir justicia. Este funcionario a sueldo nuestro, en lugar de perder tanto tiempo en sus farsas mañaneras, debería ponerse a trabajar para hacer las reformas necesarias a los órganos gubernamentales de impartición de Justicia, de persecución del delito, de someter a proceso a los que delinquen, a los que agreden, a los que causan sufrimiento a las personas y a la sociedad en su conjunto. También debería el presidente ocuparse de humanizar a niveles civilizados, la vida de quienes purgan cárcel, que son infiernos en vida.

Pero, No aprende. No entiende que no entiende. Sigue siendo él, solo él, el “nuevo prócer” de la historia de éste país. Ya dijo, a pregunta expresa de algún periodista, después de la formidable marcha de las mujeres el pasado domingo 8, que no va a cambiar su estrategia, al contrario, dijo, “la vamos a reforzar combatiendo las causas de la violencia”. Y continuó con su discurso enfadoso, repetitivo, igual que cuando estaba en campaña, de achacar al conservadurismo el movimiento y los justos reclamos de las mujeres de México. Padece severo autismo político. No tiene capacidad para percibir que, en esa manifestación pública de mujeres mexicanas, no hay ideologías, no hay partidarismos, no hay clases sociales ni sectores económicos de población, ¡NO! Solo contiene un hartazgo total, un inmenso dolor, por la violencia que están sufriendo no solo ellas, sino también sus hermanos, sus hijos, sus padres o sus compañeros de vida. Una exigencia de justicia y de respeto a su vida, a su honra, a sus derechos. ESO ES LO QUE HAY. Ese es el significado de esta histórica  protesta de las mexicanas. Si bien hay algunos minúsculos grupos que quieren montarse en ella, eso no la desvirtúa, no le quita validez ni legitimidad al reclamo. El vandalismo de algunas cuantas no la descalifica en absoluto. Puede provenir de la 4t.

Por eso digo que no entiende que no entiende. No le cabe en la cabeza que muy probablemente el 8 de marzo fue el día en que empezó su caída del pedestal, del altar a su egolatría, a su narcisismo. Ese pedestal de barro que AMLO, se fabricó en los 15 meses que lleva hablando sin parar, para escucharse solo a sí mismo. Sigue con su necedad de creer que, dando dinero a los jóvenes y a los viejitos, está atacando las causas de la violencia. Sigue creyendo que respetar a los delincuentes y darles abrazos, o solo espetarles un “fuchi” y un “caca”, en lugar de aplicarles la ley con toda energía, va a aplacar a los delincuentes desalmados para que dejen de violar, de matar y de extorsionar.

No es capaz de entender que las mujeres mexicanas están reclamando Justicia, solo Justicia.  Ya  se cansaron de ver la protección del gobierno a los violentos, a quienes se sienten cobijados por un gobernante negligente por decir lo menos. 

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Ya empezamos a conocer datos sobre la violencia en nuestro estado en el primer mes del año, y los resultados que arrojan, no son nada buenos. Al comparar los números del mes de enero del 2019, con los de enero del 2020, vemos que la mayoría de los delitos se incrementaron: homicidios, feminicidios, robo total, robo a transportista, robo de auto, robo a negocio, etc. van al alza. En forma global, el año pasado se cometieron en ese mes 3750 delitos y en enero del actual, 4269, es decir 519 delitos màs, en sus distintas versiones. Pero este presidente, a quien le està quedando muy grande el puesto, en su visita reciente, nos salió con su necedad de siempre: “yo tengo otros datos”. La verdad, la realidad exhibe a este señor como un mentiroso contumaz, porque los datos apuntados son publicados mes a mes por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pùblica y cualquier ciudadano los puede cotejar.

Y lo más grave del asunto es que quien tiene la mayor e indeclinable obligación de combatir la impu nidad, con solo decir que tiene otros datos, la ignora y la promueve. Por eso se manifestaron las mujeres de México, en un acto que tendrá a querer o no, gran impacto en la política del país. ¡Lo veremos!

lujambio06@hotmail.com