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Candidatos al portador

Por Jorge Chessal Palau

Noviembre 16, 2020 03:00 a.m.

A

En diversas conversaciones que he tenido con personas que podrían dar fe de esto, desde hace más o menos un año hacia acá, he sostenido la tesis de que el proceso de elección de gobernador en San Luis potosí sería de candidatos y no de partidos, de candidatos “al portador” que construirían su capital y bagaje político para ofrecerse a los partidos y subastarse, para que estos adquirieran a quien más les favoreciera….o pudieran adquirir.

Las uniones “contra doctrina” que se han registrado ante el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana me dan hoy la razón, aunque, sinceramente, no pude prever que esto sería a partir de clubes de precios.

La explicación es muy simple: los partidos políticos habían dejado de ser casas de ideología, recintos de reflexión y templos de discusión, para convertirse en mercados donde las candidaturas iban al mejor postor, a quien más le ofreciera a los liderazgos por la inscripción de su nombre en la boleta de elección; hoy, ante el debilitamiento por pillaje de dichos partidos, son los candidatos los que pueden elegir, dado que la construcción personal de su imagen y su estructura se convierte en un atractivo producto para que los adopten.

Así me parecía el panorama, cuando, de pronto, se anunciaron las alianzas. Ahí me di cuenta que mi suposición era cierta, que lo importante eran candidatos que salían a subastarse; son embargo, no me imagine que se unirían partidos disímbolos, rivales naturales e históricos, tan solo para poder participar más cómodamente en la subasta y mejorar la ganancia.

Sin embargo, las cosas no son tan sencillas y veremos en el camino, como ya está ocurriendo, necesarios ajustes hasta llegar a la elección del dos mil veintiuno en la gubernatura estatal.

Una unión de partidos para adquirir un candidato al Poder Ejecutivo, requiere que se pongan de acuerdo en cual será ese personaje. En el caso de la alianza del Partido Revolucionario Institucional, del Partido Acción Nacional, del Partido de la Revolución Democrática y al Partido Conciencia Popular, serán dos los que pongan nombres sobre la mesa, el PRI y el PAN, los otros, vieron las cartas en su mano y decidieron no ir, como se dice en el póker.

En cuanto al PAN, tres candidatos de trayectoria partidista y uno que no, tendrá que decidir mediante sus mecanismos internos cual será la carta a jugar frente al PRI que, todo parece indicar, guardará la suya hasta el último día, para no desgastarse y solo tener que discutir con un solo nombre del otro lado.

Sin embargo, dada la naturaleza del PAN, quien sabe que quede del partido cuando concluya el proceso, si acaso no existe la madurez suficiente de los tres no favorecidos y deciden llevar su inversión a otro lado, léase, otra alianza, aunque sea discretamente.

En el caso de la otra unión, Partido del Trabajo, Partido Verde y Movimiento de Regeneración Nacional, ni la baraja encuentran. Un Partido Verde adquirido desde antes como franquicia por un personaje local, aspirante a candidato, que ha estado en lo suyo (tal vez el único) desde hace tiempo, ha sido la manzana de la discordia con las dirigencias locales y nacionales de los otros dos: en casa no lo quieren y ya se lo dijeron a Mario Delgado fuerte y claro, tanto, que la Secretaría General a nivel nacional de MORENA ya les dio la razón a los locales que no desean sentarse a la mesa con los verdes; por su parte el PT quiere a cualquiera, menos al mismo personaje. Por eso en MORENA tienen un plan B que, a la postre, tal vez se convierta en única opción. Van a jugar a la carta mayor.

Hay, finalmente, cuatro independientes que no contaban con estos clubes de precios y a quienes se les redujeron sensiblemente los compradores, pero que conservan valor para ofrecer. Veremos si sostienen sus aspiraciones.

Los costos de todo esto los podremos apreciar, al tiempo, con las candidaturas aliancistas para diputaciones y presidencias municipales y, sobre todo, en la integración del gabinete del ganador a la gubernatura, pues ahí podremos darnos cuenta de cuál fue el precio pagado.

Una cosa es cierta, va ser una elección compleja y complicada. Estas alianzas son de hechura fina y, por lo mismo, frágiles.

Quién sabe que suceda si se rompen y van a compras directas, sin socios.

@jchessal