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EL 2027 COMIENZA YA

Por Juan José Rodríguez

Abril 25, 2024 03:00 a.m.

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En la lógica de que las elecciones de este año son una aduana que hay que pasar bien para llegar en la mejor posición posible a la disputa crucial del 2027, el gallardismo tiene frente a sí varios desafíos que debe superar con solvencia. Si no lo consigue, ya puede irse despidiendo de sus quiméricos planes de permanencia sine die en el poder con formato caciquil de los viejos tiempos. Hoy nos ocuparemos de dos de esos retos que están entre los más importantes.

El primero es que Claudia Sheinbaum gane la Presidencia y que su votación en San Luis Potosí le dé un margen cómodo de ventaja, con lo que el gallardismo acreditaría en los hechos su hegemonía política. El segundo, que una combinación virtuosa de resultados le permita a la misma fuerza política entrar a la segunda mitad de su sexenio con por lo menos un par de candidatos o candidatas creíbles de cara al 2027.

¿Qué podría considerarse un buen resultado electoral el próximo 2 de junio para Sheinbaum en nuestro estado? Sin duda que habrá diversas opiniones al respecto, cada una con sus argumentos. Servidor tiene una propuesta, bastante conservadora y por lo mismo fácil de alcanzar.  Es la siguiente: Doña Claudia podrá darse por satisfecha si el electorado potosino le entrega por lo menos 583 mil 940 votos.

¿De dónde sale esta cifra? Se los digo: en 2018 Andrés Manuel López Obrador obtuvo en San Luis Potosí un total de 527 mil 546 sufragios a su favor, con una lista nominal de 1 millón 974 mil 326 ciudadanos. Para este año, esa misma lista contiene 2 millones 185 mil 470 nombres, lo que quiere decir que aumentó 10.69 por ciento.

Si a los 527 mil 546 votos a favor de López Obrador en 2018 aumentamos el 10.69 por ciento que creció la Lista Nominal, lo cual me parece muy razonable, llegamos a los 583 mil 940 sufragios mencionados líneas arriba.

Antes de que alguien brinque para decir que muchos expertos coinciden en que muy difícilmente Claudia Sheinbaum podrá alcanzar la misma elevada votación de AMLO, por tratarse de un caso excepcional de liderazgo y carisma, vale anticipar que el total de los sufragios cosechados hace seis años en territorio potosino por el ahora presidente fue, proporcionalmente, uno de los más bajos del país. San Luis forma parte de una lista de once entidades federativas en donde López Obrador obtuvo menos votos que el conjunto de sus opositores. Aquí, como ya apuntamos, levantó 527 mil boletas cruzadas a su favor, mientras que, entre Ricardo Anaya, José Antonio Meade y El Bronco acumularon 677 mil 930. Si el verdor gallardista no consigue revertir esas tendencias, de poco habrá servido para efectos prácticos. 

Y antes también de que alguien me reclame que toda la responsabilidad de los resultados se la cargue al gallardismo y no a Morena, permítanme recordarles que ese es el costo de que Gallardo Cardona haya exigido y conseguido que la responsabilidad electoral se la dejaran a su cargo. Fue su contraoferta para prácticamente dejar sin candidaturas de importancia a Morena y al PT. La única excepción viene a ser la de Rita Ozalia para el Senado, pero esa tiene sus razones particulares, de las que otro día hablaremos.

Gallardo quiso y logró borrar del mapa a morenistas como Gabino Morales, Leonel Serrato, Sergio Serrano y tantos otros, pero no de gratis ni por bonito sino porque asumió la responsabilidad de conseguir buenos resultados electorales. Senadurías (excepto la de Rita), diputaciones federales, mayoría de las alcaldías y no se diga las diputaciones locales, todas pues, la decidió Gallardo. Seguramente sabe que para cobrar los fletes primero hay que entregar la carga.

Desde la perspectiva inversa: si la doctora Sheinbaum gana la presidencia, pero en San Luis sus resultados son de dar pena, va a ser muy difícil, por no decir que imposible, que Gallardo pueda ver realizados sus sueños de continuidad caciquil.

EL OTRO DESAFÍO

Tengo para mí que para resolver su propia sucesión en la medida que las circunstancias ajenas a su voluntad se lo permitan, Gallardo Cardona tiene en este momento una única opción, con todos los riesgos que siempre supone una circunstancia así. Es sin duda su señora esposa; percepción que en fechas recientes se ha convertido en certidumbre. 

La idea de que por ahí quiera encaminar las cosas lleva tiempo flotando en el aire, pero se afianzó con su empeño en conseguirle a doña Ruth la candidatura de mayoría al Senado en primera fórmula, aunque para ello tuviera que apartarse de la alianza plena con Morena. Pero toda sospecha se transformó en certeza cuando fue a negociar con el Niño Verde, que no es ni facilito ni baratero, que la señora fuera también en la lista plurinominal del PVEM, en la segunda posición que garantiza su acceso al escaño.

¿Estará dispuesto Gallardo Cardona a transitar hasta el 2027 con una sola opción? No lo creo. Es arriesgadísimo. Para comenzar, al quedar claro que únicamente hay una, a los adversarios, internos o externos, les resulta fácil y cómodo enfocar toda la artillería en una sola dirección. Sin desconocer otros riesgos de desencuentros o derivas extrañas. 

Hay quienes piensan que no es así -lo de la opción única- y que para disponer de una más es que se le concedió la candidatura municipal a Sonia Mendoza Díaz. Tengo serias dudas al respecto. De entrada, porque primero tiene que ganar las elecciones, lo que no tiene nada fácil, y luego porque como ya lo he dicho en alguna ocasión anterior, considerar a doña Sonia una auténtica gallardista es un despropósito. Ella llegó a esas playas cuando decidió saltar del barco blanquiazul porque después de un cuarto de siglo de consentirla y darle todo, un buen día le negaron triple ración de postre. 

Para empeorar las cosas, en el círculo íntimo del gallardismo se comparte la idea de que el carácter de la matehualense es tan fuerte como débiles son sus lealtades. Y por si no fuera suficiente, no son pocos los gallardistas que están enterados de que en más de una ocasión y bajo determinadas circunstancias, la señora ha insistido en que su candidatura a la alcaldía se la debe sobre todo al Niño Verde, con quien coincidió en el Senado (2012-2018), trabando una buena y duradera amistad. ¡Y para como son de delicaditos en estos rumbos!

Por otra parte, los proyectos políticos bien pensados y de largo aliento consideran igual de importante la preparación de sus abanderados que la eliminación de los reales o probables rivales. En ese orden de ideas, no se me quita de la cabeza que para el gallardismo es tan importante tener buenos prospectos como sacar de la jugada a sus contrincantes de mayor peso. Estoy pensando en Enrique Galindo. 

El líder mayor del gallardismo, hoy gobernador, tiene claro que en casi tres años de presiones, amenazas, embestidas y jugarretas no logró doblegarlo. Lo andaría matando de un coraje, le aceleraría la caída del pelo y lo obligaría a ser cauto, pero nunca consiguió que fuera a bolearle los zapatos. Y para empeorar todo, a Galindo le dio por trabajar para que la crisis del agua no se convirtiera en catástrofe y, ya para colmo, se puso a organizar unos festivalitos que abarrotaron todo el Centro Histórico. ¡Mucho descaro!

Asumiendo, que es lo que yo hago, que de ninguna manera Gallardo quiere tener otros tres años enfrente al insumiso Galindo y mucho menos que se le pare enfrente para estorbarle en el 2027, creo que aquí en la capital la disputa de los votos va a ser a cara de perro.

Vaya paradoja: la mejor opción que tiene el gallardismo para librarse de la amenaza de Galindo es que le gane Sonia, quien si lo hace sería una adversaria igual o peor de difícil. Se me ocurre una jugada que puede ser hasta genial: que RGC adopte a Sebastián.

COMPRIMIDOS

Algo le agrió el carácter al señor gobernador el martes, cuando visiblemente molesto preguntó a voz en cuello qué quieren sus críticos que están “chingue y chingue”. No hablo más que por mí mismo, pero creo que la frecuencia y severidad de tanta chinga disminuirían radicalmente si él se dejara de estar oculte y oculte información pública (de la que es depositario, pero no dueño); si dejara de estar lastime y lastime a potosinos respetables, como los habitantes de San Miguelito, a quienes ha causado sufrimientos terribles durante largos meses, no sé si por pura ineficiencia o por perversidad; si dejara de gastarse y gastarse dinero que no es suyo, como los fondos de pensiones, en cosas que solo a él y unos cuantos les gustan, como los campeonatos charros, y si dejara de dilapidar y dilapidar el siempre escaso dinero público en cosas que no son más que antojos enfermizos suyos, como la Arena Potosí.

Segurísimo estoy también de que ese estar “chingue y chingue” que tanto lo saca de quicio se desvanecería si dejara de querer y querer vernos la cara de sus tontos, como cuando a gritos y rodeado de cámaras y micrófonos le ordena a su secretaria de obras que ya transparente todo lo relacionado con la Feria, al mismo tiempo que le cierra el ojo. Sería muy injusto e intolerable estarlo “chingue y chingue” si el dejara de estar atasque y atasque su gabinete de mediocres, impreparados, incompetentes y deshonestos; si también dejara de estar invente e invente fantasías tan locas como las de ir a vender mezcal a un país musulmán.

Sobre el mismo tema dos apostillas. Una, la tercera ley de Newton dice que toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto. Dos, la alusión a que por haber construido (más bien iniciado apenas) vías alternas y nuevos puentes, los potosinos (en particular los empresarios) no tienen razón para estarlo “chingue y chingue”, confirma lo que hace tiempo me dijo un buen amigo: “Muchos gobernadores tienen mentalidad de albañiles”. Ora que también hay que tener presente el apotegma hankista: “Entre más obra, ¡más sobra!”.

Hace más de un mes que concluyeron los plazos para solicitar registros de candidaturas locales y hace una semana que las autoridades electorales debieron informar cuales habían cumplido con los requisitos, pero es hora que no se puede saber nada de esas listas. Interesa saber qué pasó con los cuatro vándalos falsarios que de repente se dijeron mujeres, cuando todavía la víspera se decían hombrecitos. ¿La falla del Ceepac es por los recortes presupuestales o simple ineficiencia?

Un equipo deportivo, de futbol o de lo que sea, que se deja humillar en casa, humilla a su afición. No sé si Gustavo Leal es mal entrenador. Lo que sí mostró fue ingenuidad. Era más de jugar según las capacidades de sus muchachos y no según sus ensoñaciones.

Hasta el próximo jueves.