El Ejército y su ajuste de cuentas

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Este lunes, el gobierno de López Obrador expuso lo que dijo era un informe de seguridad pública. Dado que en México los militares realizan tareas policiacas, en la presentación estuvo el secretario de la defensa nacional. Vacilante, el General Secretario presentó tres diapositivas con cifras sobre ciudadanos detenidos, heridos y muertos en supuestos enfrentamientos con fuerzas de seguridad. Las cuentas que presentaron son enigmáticas.

La exposición del secretario de la defensa sorprende porque hasta hace poco tiempo estos datos no existían. A partir de 2014, los militares no rendían cuentas. En distintas respuestas a solicitudes de información, el ejército afirmó que había dejado de contar civiles muertos, heridos y detenidos en enfrentamientos, pese a que ello incumple tanto con las normas que lo gobiernan, como las leyes de transparencia. Si el ejército no recolectaba datos desde 2014, si éstos no existían, la pregunta obvia es: ¿de dónde salieron las cifras que se presentaron el lunes y llegan hasta 2019? ¿La secretaría de la defensa mentía? ¿Sí tenía la información y la negó? ¿O los números presentados el lunes son un invento?

Desde 2017, profesores e investigadores del Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), junto con la organización Artículo 19 y un grupo de periodistas, hemos pedido esta misma información sin éxito. En respuesta a nuestras solicitudes, el ejército entregó datos sobre heridos, detenidos y muertos en enfrentamientos sólo de 2007 hasta 2014. Tomamos dichos datos y los contrastamos con las diapositivas expuestas el lunes por el secretario de la defensa. No coinciden.

Por ejemplo, hasta hace poco, el ejército decía que en 2011 hubo un total de 1297 civiles muertos. Así lo reportó en distintas respuestas a solicitudes de información. En cambio, ahora el secretario de la defensa dice que en 2011 murieron 1412 personas. ¿Por qué hay 115 difuntos más ese año? El número de personas lesionadas en enfrentamientos también varía. La secretaría de la defensa afirmaba que en 2012 hubo 47 heridos. Actualmente dice que fueron 71. Anteriormente, los militares señalaban que en 2009 habían detenido a 445 personas. Resulta que fueron 435. ¿Dónde quedaron 10 personas?

Una de las diapositivas del informe explicaba lo que nombraron como índice de letalidad. Como explicó el General Secretario, el índice lo construyeron con el número de fallecidos menos la suma de detenidos y heridos en supuestas “agresiones”. Según esta curiosa fórmula, la letalidad de las fuerzas de seguridad ha disminuido, lo que es en apariencia un logro. De ser cierto el dato, significaría que el ejército ejecuta funciones policiacas haciendo menor uso de violencia letal.

El índice de letalidad es uno de los indicadores más usado para evaluar estrategias de seguridad en distintos países. El problema es que no se construye así. La secretaria de la defensa ignora que existe consenso entre especialistas en seguridad y derechos humanos sobre cómo se calcula este dato. Lo que se debe hacer es dividir al número de muertos entre el número de heridos. Se espera que el resultado de la operación esté por debajo de 1. La expectativa es que se hieran a más personas de las que se matan. Esto es así porque toda fuerza de seguridad debe usar la fuerza letal como último recurso. El uso de la fuerza debe ser gradual, diferenciada, proporcional, racional y legal. En principio, no patrullan para matar.

El índice de letalidad puede dar pistas sobre la posible perpetración de ejecuciones extrajudiciales, de crímenes de lesa humanidad. Si se calcula de manera correcta, con las cifras que dio el secretario de la defensa, entre enero y septiembre de 2019 el índice de letalidad es de 3.6. Es decir, el ejército continúa ejecutando a muchas más personas de las que hiere.

El Ejército no rendía cuentas y ahora que lo hace las cuentas no 

le salen.

(Investigadores del Programa de Política de Drogas del CIDE)