Es el crimen

“Nada prevendrá el crimen 

sino la certeza del castigo”. 

Grace Poe

El cuerpo sin vida de Norberto Ronquillo, estudiante de la Universidad del Pedregal, fue hallado sin vida este 10 de junio por la madrugada en Xochimilco. El joven de 22 años de edad había sido secuestrado el martes 4 de junio. Su familia recibió una petición de rescate que procedió a pagar. 

Para los familiares de Norberto ya no hay alivio. La pérdida de la vida no puede resolverse. Ni los cambios económicos ni los políticos afectarán ya a este joven asesinado días antes de graduarse de la universidad. La vida es el bien más preciado, porque una vez que se pierde no puede recuperarse ni compensarse. 

Norberto, sin embargo, no es la única víctima. Hace poco se viralizó un video del 26 de mayo en el cual un asaltante de una tienda de conveniencia de Manzanillo, Colima, mata por la espalda a un cajero de 15 años a pesar de que este no había opuesto resistencia y se encontraba hincado. Matar es barato en México. 

En los cuatro primeros meses de este 2019 se han registrado 9,549 homicidios dolosos en el país, 6,716 con arma de fuego. En enero-abril 2018 fueron 8,983, 6,143 con armas de fuego (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública). Las cifras están creciendo: 6.3 por ciento en el caso de homicidios dolosos, 9.3 por ciento en los cometidos con armas de fuego. 

Otros delitos también preocupan. En enero-abril 2019 se registraron en el país 337,547 delitos contra el patrimonio, frente a 333,745 del mismo período de 2018. Es un aumento pequeño, de 1.1 por ciento, pero aumento. El problema en este caso es que las cifras oficiales no son confiables. La señora Elena, que trabaja en labores de limpieza en el centro de la Ciudad de México, ha sido asaltada cuando menos seis veces en los últimos años en su ruta cotidiana de Ecatepec. Nunca ha levantado una denuncia. Las estadísticas oficiales en los delitos contra el patrimonio solo muestran la punta de un fenómeno mucho más amplio. 

Andrés Manuel López Obrador es presidente de la república por dos factores principales. Los electores percibieron un fuerte grado de corrupción en el gobierno anterior y quisieron elegir a un presidente que consideraban personalmente honesto. Me parece que en este punto no se equivocaron. El otro factor que influyó en el ánimo de los votantes fue el crimen, que había venido aumentado de manera sistemática. En esto no hemos visto hasta la fecha una mejoría sino, por el contrario, un deterioro. 

El presidente López Obrador afirma que “esto va a ir mejorando mucho, considerablemente. En la medida que se vayan consolidando los programas sociales, en esa medida va a cambiar mucho el ambiente y se irán aislando los grupos de delincuentes, se van a quedar sin base social. Cuando todos los jóvenes tengan trabajo, cuando se esté produciendo más, se estén creando empleos, cuando haya más bienestar, va a bajar la inseguridad. Yo creo que en seis meses ya van a estar operando todos los programas, en este año” (23.4.19). 

La verdad es que no hay ninguna indicación de que los programas sociales o la prosperidad disminuyan la delincuencia. Tenemos estados prósperos con altos niveles de delincuencia y estados pobres con baja incidencia. Los factores de origen del crimen son mucho más complejos, pero la impunidad parece ser el más importante de todos. 

La verdadera apuesta del nuevo régimen contra el crimen no son los programas sociales sino la Guardia Nacional. Es una apuesta sensata ya que busca acabar con la impunidad. A todos nos conviene que sea fructífera. 

Libre comercio

López Obrador, quien en su momento se opuso al TLCAN, ahora ha comprometido sus esfuerzos en la defensa del libre comercio. Bien dijo ayer Marcelo Ebrard que los aranceles habrían ocasionado un desplome de la economía nacional. 

Twitter: @SergioSarmiento