Fórmula fifí

“No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico”. 

Aristóteles

La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció este miércoles, 7 de agosto, que la Fórmula 1 se queda en la Ciudad de México cuando menos tres años más. Ni el gobierno federal ni el capitalino aportarán ya recursos para el Gran Premio. Un grupo de inversionistas privados ofrecerá el financiamiento que dejará de proporcionar el gobierno. 

La jefa de gobierno señaló que se trata de una buena noticia para la Ciudad de México. Por supuesto que lo es. Independientemente de las ventajas de la carrera en la imagen internacional del país, el fin de semana en que tiene lugar se llenan los hoteles de la Ciudad de México y se genera un repunte importante en la actividad comercial, lo cual repercute en los ingresos del gobierno capitalino. 

Usar dinero público para apoyar un proyecto como la Fórmula 1 ha sido siempre controvertido. Y con razón. Yo soy de los que piensa que los recursos del erario deben usarse para ciertos propósitos limitados, de beneficio para toda la sociedad o preferentemente para los más pobres, y que no puedan ser cubiertos por empresas privadas o personas físicas. Respaldar una carrera de Fórmula 1 no cae dentro de esta categoría. 

El empleo de recursos públicos para apoyar actividades deportivas profesionales o espectáculos públicos ha sido siempre controvertido, pero es algo que se hace en muchos lugares del mundo. Muchos de los estadios en Estados Unidos y otros países reciben subsidios de los gobiernos locales. Estos sostienen que tener a un equipo triunfador genera un buen ánimo de los ciudadanos, pero también una reputación que atrae visitantes. El equipo de los Empacadores de futbol americano en Estados Unidos, por ejemplo, es por mucho el mayor atractivo turístico de Green Bay, Wisconsin. 

En el caso de la Fórmula 1, la solución ha venido afortunadamente de un grupo de inversionistas privados. Es lo correcto. La carrera puede ser rentable y genera un aparador muy importante a nivel mundial para las empresas patrocinadoras. Es verdad que el esquema en la enorme mayoría de las carreras en el mundo es de una financiación mixta, pública y privada. Muchos gobiernos del mundo están convencidos de que sí les conviene dar apoyo a unas carreras que generan interés entre millones del mundo. Es la misma razón por la que gobiernos tan distintos como el de Rusia y el de Brasil han gastado miles de millones de dólares para la realización de Juegos Olímpicos o la Copa del Mundo de futbol.

En el caso de México, tanto el gobierno federal como el de la Ciudad de México se verán beneficiados por la solución. Obtendrán las ventajas de la promoción del Gran Premio sin tener que invertir dinero público. 

Claudia Sheinbaum hizo al parecer un esfuerzo especial para evitar que desapareciera esta carrera, que se ha convertido en uno de los puntos más relevantes del calendario turístico de la Ciudad de México. Desde un principio señaló que no habría ya dinero del gobierno para la Fórmula 1, pero siempre insistió en que estaba buscando opciones para que se quedara en México de cualquier manera. 

Un aplauso a la jefa de gobierno y un comentario adicional. Esta debió haber sido la solución al aeropuerto de Texcoco. Si el presidente no quería continuarlo con dinero público, debió haber dejado que lo concluyera la iniciativa privada. Habría obtenido todos los beneficios de un hub internacional aéreo sin tener que comprometer dinero 

del gobierno. 

Vendimia

En un principio la producción de vino en Ensenada se limitaba al valle de Guadalupe. Ahora se ha extendido a San Vicente, Ojos Negros e incluso Tecate. A pesar de los problemas de agua, la región produce cada vez más vino con mayor número de productores y mejor calidad. Y estamos en tiempos de fiesta, en tiempos de vendidmia. 

Twitter: @SergioSarmiento