Hermoso arancel

“¡La palabra ARANCEL es una palabra hermosa, en verdad!”

Donald Trump

No hay mucha lógica económica detrás de la decisión de Donald Trump de imponer un arancel sobre las importaciones de México a los Estados Unidos en castigo por la presunta negligencia de nuestro país para frenar la migración ilegal. Si Trump logra hacer daño a la economía mexicana, y provoca un mayor desempleo, habría un aumento y no una disminución de la migración. 

Trump, sin embargo, no está interesado en la lógica económica, sino en colocar nuevamente a México en el imaginario estadounidense como el gran villano que solo él ha tenido el valor de enfrentar. “México se ha aprovechado de los Estados Unidos por décadas”, dijo en Twitter el viernes. “México gana una FORTUNA de E.U., lo ha hecho por décadas. Es hora de que finalmente hagan lo que tiene que hacerse”. Ayer añadió que México ha sido un “abusador” de los Estados Unidos. 

Trump dice que con los nuevos aranceles punitivos las “compañías mexicanas se mudarán de regreso a los Estados Unidos”. La afirmación subraya su ignorancia económica. “La producción manufacturera de Estados Unidos se encuentra en el nivel más alto de la historia”, ha señalado David Deming de la Universidad Harvard. Hay un menor número de empleos manufactureros hoy en Estados Unidos que hace 30 años, pero como consecuencia de la automatización y no de la producción en México. 

Una vez que Trump anunció la nueva imposición de aranceles no solo hubo una caída de la Bolsa Mexicana, sino también de los mercados bursátiles estadounidenses. Las empresas automotrices de la Unión Americana fueron las más afectadas debido a que tienen redes de producción por toda Norteamérica. El arancel dañaría a toda la economía de la región. 

Trump exhibe una equivocación muy común entre quienes no entienden de economía, la cual comparte Andrés Manuel López Obrador. Piensa que la balanza de cuenta corriente de un país es como un estado de resultados de una empresa e identifica las exportaciones como ingresos y las importaciones como gastos. Por eso cree en la autosuficiencia, en producir localmente todo lo que el país produce. No entiende que la autosuficiencia solo produce pobreza, como ocurre con Corea del norte, el país más autosuficiente de la Tierra. 

Los aranceles que Trump quiere imponer tendrían que pagarlos los consumidores estadounidenses. Si se elevan a 25 por ciento, representarían un golpe importante para la economía mexicana, ya que algunas líneas de producción tendrían que mudarse a otros países. No se irían, sin embargo, a Estados Unidos. La caída del empleo en México, en cambio, sí podría generar una mayor emigración. 

A Trump lo que más le interesa es mostrarse agresivo contra México, un país del que muchos de sus simpatizantes desconfían. Tucker Carlson, el comentarista de Fox News, afirmó este pasado 31 de mayo: “Cuando Estados Unidos es atacado por un poder extranjero hostil, debe responder. Y no se equivoquen: México es un poder extranjero hostil”. 

Trump hizo campaña en 2016 con la promesa de que construiría un muro en la frontera y haría que México pagara por él. También prometió eliminar el TLCAN. Ya como presidente, no ha podido ni construir el muro ni hacer que México lo pague. Tampoco eliminó el TLCAN, sino que lo renegoció. Esto ha decepcionado a muchos de sus seguidores. Pero no importa. Hay tiempo suficiente para preparar la campaña de 2020. Por lo pronto, los hermosos aranceles contra México subrayarán que el verdadero enemigo de los Estados Unidos es México. 

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La encuesta Harvard CAPS/Harris del 31 de mayo le dio a Trump una aprobación de 48 por ciento, la mayor en dos años. Los puntos en que los encuestados le dan mejor calificación son: administración del gobierno, 56 por ciento; relaciones exteriores, 56; e inmigración, 52. 

Twitter: @SergioSarmiento