Justicia política

Sostengo que lo justo no 

es otra cosa que lo que 

conviene al más fuerte”.

Trasímaco, La república, Platón

Es paradójico que la misma fiscalía de la Ciudad de México que el 4 de agosto de 2023 mandó un comando armado a Morelos, con más de un centenar de elementos propios, de la Fiscalía General de la República y de la Secretaría de Marina, a “detener” o secuestrar al fiscal de la entidad, Uriel Carmona, ahora haya defendido a un exgobernador de Chihuahua, Javier Corral, cuando tres agentes de la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua trataban de cumplimentar una orden aprehensión en su contra por peculado. 

Al bar Gin Gin de la capitalina colonia Roma en el que se encontraba Corral, panista cuando era gobernador, hoy senador electo por Morena, llegó para rescatarlo ni más ni menos que el propio encargado de despacho de la fiscalía, Ulises Lara. Es la primera vez que recuerdo que un fiscal se ha trasladado directamente a un lugar para impedir la detención de un acusado. 

Ayer declaró Lara: “Me apersoné en el lugar de los hechos con la finalidad de corroborar la legalidad de dicha diligencia. Al arribar al sitio pude confirmar que, sin la presencia de policías de investigación de la Ciudad de México, quienes arribaron posteriormente a mi llegada, se buscaba llevar a cabo la diligencia al amparo de un oficio interno”. Añadió que “no hubo aceptación de colaboración” con la fiscalía de Chihuahua. “Bajo ninguna circunstancia se trató de algún rescate, como equivocada y dolosamente se ha señalado. Cumplimos estrictamente la ley como nos fue conferido. La aprehensión de una persona sin agotar las formalidades esenciales de procedimiento constituye la privación ilegal de la libertad, acto constitutivo de delito”. 

El que cometió un delito, según el fiscal anticorrupción de Chihuahua, Abelardo Valenzuela, es el encargado de despacho de la fiscalía de la CDMX: “De repente llega el fiscal y de manera verbal dice que decide no colaborar y se lleva al hoy imputado. Finalmente lo dejaron en libertad. Para nosotros es una obstrucción de la justicia y para nosotros es un prófugo de la justicia el hoy exgobernador del estado de Chihuahua. En lo que yo tengo de funcionario público nunca había visto un escenario tan inaudito, tan increíble, como lo que vivimos hace unas horas en la Ciudad de México”. 

Los casos contra Uriel Carmona, el fiscal de Morelos al que la fiscalía capitalina ordenó detener en cuatro ocasiones, acusándolo cada vez por delitos distintos, y que fue liberado las cuatro veces por los jueces, fueron sobreseídos definitivamente en abril de 2024 por lo que quedó en libertad absoluta. La defensa argumentó que las acusaciones de la fiscal capitalina Ernestina Godoy, predecesora del actual encargado de despacho, eran meramente políticas. El fiscal Carmona había estado investigando al entonces gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, hoy diputado electo por Morena, por presuntos vínculos con el crimen organizado. 

El caso de Corral también está marcado por la política. Cuando era gobernador lanzó acusaciones de corrupción contra Maru Campos, a quien quería impedir que llegara al gobierno de Chihuahua; ella ha reaccionado ahora, como gobernadora, con sus propias acusaciones contra él. La fiscalía capitalina, sin embargo, también actúa por razones políticas. Lo hizo al defender a Corral de una manera inusitada, con un fiscal que llegó con personal armado para impedir la detención, como también en las cuatro veces que ordenó la aprehensión de Carmona con acusaciones que nunca prosperaron. 

Cada vez vemos más casos en que la justicia en nuestro país se maneja por razones políticas. Lo peor es que la situación no va a mejorar. Cuando los jueces sean electos por voto popular, serán primero políticos y solo después juzgadores. 

Para todos

Claudia Sheinbaum fue declarada ayer presidenta electa. ¡Enhorabuena! Mejor aún, prometió gobernar “para todos”, y no solo para quienes votaron por ella, como ordenan la Constitución y las leyes que de ella emanan. Lo mismo prometió AMLO, solo que lo olvidó. 

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