A lo largo de su campaña AMLO nos anunció en repetidas ocasiones a los mexicanos, que los tres principios que regirían sus acciones al llegar a la presidencia, serían NO MENTIR, NO ROBAR Y NO TRICIONAR AL PUEBLO. Después de 7 meses en el poder, en los hechos, no ha cumplido ninguno. Veamos.
Ha mentido repetidamente porque prometió combatir la corrupción y la impunidad, y hasta el momento, no hay un solo funcionario del sexenio peñista, pisando la cárcel, a pesar del abierto saqueo de la Estafa Maestra y del descarado robo de combustible de los ductos de PEMEX, que continúa en muchos rumbos del país, a pesar de que diga que ya se redujo en un 90%, pues sigue habiendo agresivas y violentas bandas dedicadas a ese delito, lo que no se explica sin la complici dad de altos funcionarios de la paraestatal. Resulta una burla a la inteligencia, decir, como lo dijo más de alguna vez, que la corrupción YA se había acabado al llegar él al poder, porque como “él no es corrupto”, todos se volverían honrados en este país. Todos sabemos que el verdadero origen de la corrupción es la impunidad, que tiene como único responsable a una autoridad omisa y negligen te que no aplica la Ley. Lo único que inhibe la corrupción es el temor al castigo.
Le roba al pueblo, al canalizar recursos estratosféricos para favorecer, en programas que no se pueden auditar ni comprobar, a millones de jóvenes de los llamados NINIS y adultos mayores en forma de ayudas en tarjetas para retirar efectivo en los bancos, que no representan real beneficio para el país en su conjunto, sino que busca retribución electorera para el 2021. Además, estos programas ya están plagados de corrupción, como ocurre ya sin tapujos aquí en SLP bajo la batuta del super delegado Gabino Morales, en las tarjetas, que solo entrega a sus beneficiaríos, a cambio de un moche. También es otra forma de despojo a los ciudadanos, el programa o Plan de Negocios de PEMEX, porque al destinar decenas y hasta cientos de miles de millones que se echarán a la basura al tratar de levantar ese cadáver económico que es ya PEMEX, con sus estructuras administrativas y operativas obsoletas e instalaciones semi abandonadas, ese dinero ya no se aplicará a inversiones productivas, de auténtico beneficio social como serían, salud, educación, o construcción de obra pública.
Sobre lo de no traicionar, creo que los “arreglos” que en reuniones privadas ha hecho su gobierno por conducto de Marcelo Ebrard con el gobierno de Trump, son una forma de traición al país y a su compromiso de usar la Guardia Nacional para combatir la violencia desatada por la delincuencia que tantas vidas y sufrimientos le están costando, y en la práctica está ya al servicio del presidente norteamericano que se da el lujo de conceder su calificación aprobatoria a México (“México se está portando bien”, dijo) por estarle resolviendo el problema de la migración, al contener en su territorio y a su costo, a los centroamericanos, cubanos y de otras nacionalidades, que se sintieron invitados a entrar al país porque el propio AMLO los llamó, desde enero pasado.
Ya llegó el tiempo en el que el gobierno de AMLO, deje de echarle la culpa a “los anteriores” por “el tiradero que nos dejaron” por los pobres resultados que hasta ahora alcanza su presidencia del país. Si ese pretexto tuvo cierta justificación hasta hace algunos meses, hoy ya resulta imposible que no asuma su responsabilidad. ¿Qué no nos decía que cambiaría la estrategia para poder mejorar los niveles de seguridad en el país? ¿Y entonces? ¿Cuáles son los cambios? ¿Cuál es su estrategia? La violencia, las balaceras, los asesinatos a sangre fría están peor cada día. Ni la Guardia Nacional, ni el ejército, ni la policía contienen la ola de sangre.
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Vaya desde este espacio una felicitación y un sincero reconocimiento a todos los miembros de la agrupación CIUDADANOS OBSERVANDO, y a su dirigente, Don Guadalupe González, más conocido como “Lupillo”, por su valiosa labor de vigilar el funcionamiento de nuestras instituciones gubernamentales, y el de los altos funcionarios gubernamentales que tienen la gran responsabilidad de trabajar para servir a los ciudadanos de SLP señalando siempre sus lacras y corruptelas, haciendo denuncia pública.
Creíamos, porque somos optimistas incorregibles, que después de la triste experiencia de la legislatura local anterior, que se hizo internacionalmente famosa, no solo local y nacionalmente, por pedir “moches” para limpiar las sucias cuentas de los ayuntamientos del estado, habría de pasar a la historia como la peor que ha sufrido San Luis, y ¡chasco que nos pegamos, estimado lector!, porque ya estamos presenciando nuevas trapacerías o chanchullos, como es el caso de la diputada de Morena Alejandra Valdés Martínez que le ha venido exigiendo moches de su salario a su ex asesor, Paul Ibarra Collazo, quien ya interpuso denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción del Estado. Claro que no pasará nada, porque las fiscalías no están funcionando en este San Luis Potosí.
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