“Mi amigo, el Presidente Donald Trump”

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Con un discurso adulador al extremo, el día de ayer miércoles el Presidente López Obrador tiraba por la borda todas las promesas de construir una relación de respeto mutuo con el Presidente Estadounidense. Sus gritos a voz en cuello en el ahora lejano 2017, exigiendo “dignidad” ante el maltrato y humillaciones de Donald Trump contra los connacionales mexicanos que viven en aquel país, hoy suenan huecos, vacíos cuando lo llama “mi amigo” y le sonríe.

Durante días se discutió en México sobre el impacto de una visita (la primera y quizá la única al extranjero que haga López Obrador) que tenía más color electoral que de visita de Estado. El gobierno mexicano se esforzó en buscar que el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, asistiera también y con ello, bajar la presión sobre una visita a modo a un presidente en plena campaña. Aducir que la visita se trataba de la celebración por el inicio del T-MEC era la mejor carta de México para tratar de evadir una lamentable realidad, Trump usaría a México para posicionarse políticamente, como ya lo había hecho en la fatídica visita que hizo a México aún siendo candidato.

En algún momento, el guión funcionó bien, a pesar del exceso de halagos a Trump en el discurso del mexicano, parecía que el drama quedaría para ser digerido en política interior, al volver a casa. Frente a críticos conocidos a los que simplemente volverá a tachar de fifís, neoliberales, conservadores y demás calificativos. Sin embargo, el tema no pudo ser contenido. En pocas horas, cuentas afines a la campaña de Trump empezaron a sacar provecho de las declaraciones del Presidente López Obrador para buscar el apoyo latino.

A la visita y al posicionamiento conjunto siguió un tuit del potencial candidato demócrata, Joe Biden, sobre las humillaciones a la comunidad latina. Las respuestas no se han hecho esperar. En pocas horas la cuenta “hispana” de la campaña de Trump respondió a Biden con el recorte del video de López Obrador en el que destaca la relación de “entendimiento” y “respeto” que ha tenido Trump para con México. Poco tiempo después era el propio Donald Trump el que subía a su cuenta de Twitter un video, narrado por él mismo, dando cuenta de la visita. De ganar Biden en noviembre México deberá calcular las repercusiones de su actuar.

Por supuesto había que actuar con diplomacia y en diplomacia hay sobre todo pragmatismo, pero la adulación no es parte del pragmatismo. Por el contrario, ésta convierte las posiciones diplomáticas en posiciones políticas y, peor aún, en posiciones electorales. AMLO aseguró que Trump ha tratado con “entendimiento y respeto” a México, que su gobierno supuestamente es cada vez más respetuoso con nuestros connacionales; y que su gobierno nunca “nunca ha buscado imponer nada [a México]”.

¿Será que para el presidente de México el «entendimiento y el respeto» se mide en torno a la cantidad de familias separadas y niños puestos en centros de detención sin sus padres? O tal vez será que el respeto a los connacionales lo mida en la cantidad de veces que Donald Trump ha vilipendiado a los mexicanos llamándoles ladrones o violadores. Quizá AMLO piensa que no existieron presiones de cerrar la frontera si México no se convertía de facto en tercer país seguro. O que no fue imposición la amenaza de poner aranceles a los productos mexicanos, lo que forzó a México a mandar a la Guardia Nacional a cuidar la frontera para evitar el paso de migrantes.

Es curioso cuántas cosas se olvidan cuando se llega al poder. Especialmente la dignidad.

Twitter: @solange_