Miedo

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Cuando nos referimos a las organizaciones en general pareciera que hablamos de entes que tienen reglas, objetivos y metas bien definidas, donde todo está normado y se espera de las personas que se conduzcan de cierta manera para que se alcancen los planteamientos de rentabilidad, eficacia y eficiencia prestablecidos.

Esa descripción pudiera vincularse a una visión mecanicista de las organizaciones, a una visión de administración clásica, cuyo medio central es la medición de tiempos y movimientos, que pareciera ya no existe en la actualidad, donde las corrientes administrativas vigentes se preocupan más por el bienestar corporativo, traducido del inglés “wellness”, para poder brindar mejores productos y servicios a los clientes.

En las organizaciones públicas de México esta visión no ha permeado, donde la inercia ha llevado a las administraciones públicas ha preocuparse más por retribuir a los sindicatos su cooperación para la buena marcha de los asuntos públicos, cualquiera que estos sean, a través de la prestaciones económicas, aspecto por demás primario de las necesidades humanas.

Esta inercia también ha impactado en revelar los diseños estructurales de la toma de decisiones y operación de los gobiernos, donde el gobierno digital es aún incipiente, tanto en el ámbito interno como en la prestación de los bienes y servicios públicos.

En el escenario actual de combate a la pandemia del Covid-19, donde la estrategia del distanciamiento social ha provocado que las oficinas gubernamentales “no esenciales” se encuentren prácticamente vacías, los tomadores de decisiones se enfrentan a mayores obstáculos al paralizarse el gobierno.

Cuando los servidores públicos no tienen información sistematizada, por la débil digitalización de los procesos públicos, y no cuentan con el personal operativo disponible para la continuidad del gobierno, lo que prevalece es el criterio personal con un respaldo parcial de información.

Ahora bien, en ese contexto, de gobiernos con baja sistematización de información y procesos, sin personal operativo de respaldo, frente a una amenaza nunca antes vista, invisible, con alta capacidad de propagación y tasa de mortalidad, sin cura, sin tratamiento eficiente, ¿qué emoción es la que puede prevalecer en los tomadores de decisiones? Miedo.

Los tomadores de decisiones en los ámbitos públicos también son humanos, están provistos de emociones y sensaciones, más sin embargo también pueden sentir miedo. Miedo a que sus proyectos políticos se desdibujen, miedo al malestar social, miedo a la caída de la economía de la comunidad bajo su responsabilidad, miedo al colapso del sistema de salud y los ciudadanos fallezcan en las calles, sin duda el #QuedatEnCasa tiene una alta dosis de miedo.

La mejor estrategia para afrontar esta crisis integral nunca antes vista, sí, definitivamente es la “cohesión social” que no es fácil entender. Es abrir vasos comunicadores entre los diferentes sectores, es abrir canales para el intercambio de información, para realizar negociaciones para reactivar la economía, para revitalizar las actividades sociales, es hacer comunidad, es apostar por la inteligencia pública. Gobernar solo, es gobernar con miedo, miedo a que los actores sociales tomen decisiones, y eso, no podemos darnos el lujo de permitirlo.

Twitter: @G_Rosillo