¡Nos equivocamos de…!

Siempre que escucho relación tóxica supongo a alguna pareja bebiendo pasionalmente una copa de cianuro, mientras escuchan a José Feliciano. En otros ámbitos habrá quienes imaginen un romance entre sobrevivientes de Chernóbil y Fukushima; yo, pueblerino y poco paseado, no puedo imaginar nada más sofisticado que un coctel de vapores de la Asarco, y emanaciones de las ladrilleras de las Terceras (otro día les cuento por qué se llaman así).
El caso es que los especialistas señalan que no hay nada más sano que ponerles fin, pensando desde luego, en no reemplazarlas por alguna peor. Absurdo sería progresar económicamente y salirme de tanque Tenorio, para vivir en Villa Magna. Y con eso que la secretaria (sin acento) de Medio Ambiente es media inútil.
A mucho de esto se anticipó el gran visionario que fue don Paco Martínez de la Vega, antes de ser gobernador de San Luis, por supuesto. Recuerdo una anécdota que encaja a la perfección; aunque ya la he escrito otro momento, según recuerdo, he olvidado dónde la leí; creo suponer que en un libro publicado por Cuadernos Americanos, en la década de los ochenta, como homenaje al periodista.
Recordemos que en la década de los cuarenta, concretamente de 1943 a 1949, gobernó la entidad potosina Gonzalo Santos, y nombró como su secretario particular al entonces joven Martínez de la Vega. Así las cosas, algo molesto a don Chalo, y arremetió contra el secretario con un lapidante: ¡Me equivoqué de secretario!, a lo que el aludido respondió: ¡Me equivoqué de gobernador! Evidentemente se quedó sin chamba; seis meses duró en el cargo.
Eran tiempos desde luego en que los gobernantes no admitían yerros entre sus colaboradores, menos las altanerías y arrogancias propias de los incapaces. No había lugar para la equivocación –quizá sí para otras cosas más graves, pero menos importantes–, y en todo caso, el único que tenía derecho a cometerlas –para después cargarle el difunto al que se le viniera en gana– era el gobernador. Los tiempos, las cosas, las formas y los gobernantes también; a éstos, por cierto, no los hacen ya como antes.

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Habían sido vaticinados, anunciados y confirmados, cambios en el gabinete carrerista. Ramiro Robledo dejó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para ser incorporado como “un algo jurídico”, ignoramos bien a bien de qué se trata, lo cierto es que en el puesto se le planeaba incorporar no se pudo, por haberse desempeñado como secretario. Su sillón será ocupado por Fernando Chávez, quien al parecer ya andaba desesperado por ocupar el cargo; ojalá su desempeño resulte menos peor que en el sexenio torancista. Y bueno, hay que pagar ciertas cuotas a los verdaderos poderes, por lo que se lleva a Gerardo Serrano como director general de la secretaría; exacto, al mismo que repartía sandías como apoyo asistencial.
Veámoslo de otra forma, pareciera ser que el doctor Carreras, como no sea armarles unos berrinches tipo doctor Toranzo, no es muy de la idea de exigir resultados a corto plazo a sus secretarios; tuvieron que transcurrir tres años de ineptitudes y problemas (Uber, inspectores golpeadores, crisis con las tarjetas de prepago), derivados de la incompetencia del ex titular, para que el gobernador decidiera hacer cambios en su gabinete. Medio sexenio de abulia total.
Otro que no se decide a hacer cambios entre su séquito de caudatarios, es el diputado Mijis Carrizales; parece que quien le maneja redes sociales lo ha metido en un brete al vincularlo –mediante su cuenta de tuiter– con un grupo de extrema derecha, supuestamente feminista, denominado Las Hijas de la Mx. Luego de que esto se hizo público, notorio, y comenzaron las críticas de los simpatizantes de Morena, el pobre tuvo que desdecirse y señalar que lo chamaquearon. Es obvio, él no maneja permanentemente sus cuentas en redes sociales, aunque se empeñe en decir que sí; ¿de dónde acá le vienen gramática y ortografía?
En más de diputados, como ya es costumbre, el diputado Óscar Vera, en un arranque casi de patriarca bíblico, fustigó a sus compañeros de legislatura con la sentencia: no hagan lo que no quieran que les hagan, luego de que éstos exhibieron a los saqueadores de la legislatura anterior. Ignoro que le preocupa, nada va a pasar, aunque si ocurriera, él sería intocable, ni modo que el flamante fiscal anticorrupción le abra expediente.
Y a propósito de saqueadores, continúan los bloqueos en el municipio Soledad por la escasez de agua potable; todo va encaminado –desde luego a poner en aprietos a la delegada de Interapas en aquella cabecera, y desde luego al alcalde capitalino–. Absurdo es, ya que los grupos encargados de los bloqueos se encuentran dirigidos por la gallardía. Exigir por lo que ellos colapsaron; qué escasez maternal.
Pero para colapsos, el que tuvo el titular de Desarrollo Económico de Valles, Raúl Hernández Camacho, quien ofreció financiar viñedos para la elaboración de ron Potosí. ¿Será abstemio o no tiene ni peregrina idea de lo que se cultiva en Ciudad Valles? Mientras no se le ocurra hacer campeonatos de esquí en la Sierra Madre.
Los despistes no sólo ocurren allá; acá también se les olvida a los encargados de izar bandera en los recintos gubernamentales de plaza de Armas, así como el del Legislativo; pareciera que los días por conmemorar marcados en el calendario cívico les dan lo mismo. El pasado 14 de febrero, la bandera a media asta (por conmemorarse el aniversario luctuoso de Vicente Guerrero), sólo ondeaba sobre el Congreso, en tanto que las astas de los dos palacios lucían vacías. No es la primera vez que ocurre, pero donde es más notorio es en el palacio Municipal; como que al alcalde, a su directora de Cultura o al director de Seguridad Pública, les da lo mismo, o son bastante ignorantes respecto a sus deberes cívicos.
Pero bueno, son raritos en el Ayuntamiento; circula en redes sociales un video que evidencia la reyerta, ocurrida en las cercanías de las facultades de Leyes y Contaduría el día de ayer por la noche, protagonizada por alumnos universitarios. Resulta que al parecer no existió porque la Dirección de Seguridad Pública Municipal, dijo no tener reportes de la misma.
Dicen los que saben, y los que no, repiten, que hoy es sábado social, disfrútenlo, pero no se excedan.